La Conexión Permanente

El presente artículo es una reflexión sobre la nueva forma de vivir  que supone la posibilidad de estar conectado a Internet desde cualquier sitio y a cualquier hora, sin entrar a valorar si estos cambios sociales son buenos o malos que para eso habrá tiempo y otro artículo


 
Según la etnóloga y socióloga francesa Martine Segalen (1), que se ha especializado en la antropología de la familia, hasta tiempos históricos recientes la casa era un lugar exiguo y sombrío que sólo servía para el descanso y la comida.

Los hombres escapaban en cuanto podían, o bien a trabajar, o bien, en sus ratos libres, a tomar algo a la taberna a vacilar con sus amigotes o a jugar una partida de naipes o de dominó.

Las mujeres no escapaban del hogar porque no podían. Ellas eran las encargadas de los críos, de la limpieza de aquellos oscuros cuchitriles y de la preparación de las comidas. Estaba muy mal visto que una mujer casada y decente frecuentara tabernas, sobre todo solas o por la noche. Los papeles estaban asignados, el hombre traía el jornal a casa y tenía derecho a tener su rato de esparcimiento antes de retirarse a dormir.

El advenimiento sucesivo de diferentes tecnologías hizo de la casa, a lo largo del siglo XX, un lugar más limpio, iluminado y agradable. Gracias a los detergentes y a los electrodomésticos las casas son más higiénicas y limpias,  la luz eléctrica las ilumina y, gracias a la radio primero y después a la televisión, el hogar se fue convirtiendo en un lugar de entretenimiento en familia. El hombre regresó al hogar al menos en parte, la competencia del bar en España siempre ha sido muy fuerte, este es un país meridional con una cultura abierta a la calle, lo cierto es que ahora se suele ir a la taberna en pareja.

Este regreso masculino se vio reforzado por la mejora del nivel de vida. El esposo efectuó inversiones en la vivienda para mejorarla, compró bienes de consumo útiles para toda la familia. En lugar de conservar un peculio para sus finalidades personales, el esposo consagró una mayor cantidad de sus ingresos a la compra de bienes de uso colectivo. Así, en la década de 1960 en España, las familias empiezan a reunirse en torno al televisor y en la década de 1970 ya es un fenómeno completamente normal.

Mi madre, que en paz descanse, se quejaba mucho en aquella época de que no hablábamos, de que nos limitábamos a sentarnos en la salita a ver “Bonanza”, “Ironside”, “El Último Café” o “1, 2, 3, responda otra vez”. Yo creo que más que anularla, lo que hacía la tele era dirigir la conversación hacia las vicisitudes de la familia Cartwright o lo bien que lo hacía Kiko Legard ocultando la calabaza a los concursantes.

Todo esto estaba pensando yo el otro día cuando estaba en el salón de mi casa viendo la televisión con mi familia. Y me preguntaba que diría mi madre si pudiera vernos ahora, probablemente pensaría que estamos locos. Los cuatro estábamos viendo la tele pero, al mismo tiempo, mi mujer estaba con el portátil, mi hijo mayor con una “tablet”, y mi hijo pequeño y yo estábamos con nuestros teléfonos móviles. Mi mujer y yo "tuiteábamos" (2) y mis hijos “guasapeaban(3). Si, mi madre hubiera pensado que estamos rematadamente locos.

Sin embargo se trata de un comportamiento muy normal, no somos en mi familia unos bichos raros. Según los laboratorios de consumo de Ericsson (Ericsson Consumer Lab), en un estudio realizado en doce países de los cinco continentes entre los que se incluye España, el 62% de las personas que ven la televisión están conectadas al mismo tiempo a las redes sociales. Y el porcentaje de personas que ven la televisión y navegan por Internet al mismo tiempo sube hasta el 80%. Curiosamente este comportamiento se da más en las mujeres que en los hombres, un 69%, debe ser por la famosa capacidad de las féminas de hacer varias cosas al mismo tiempo. En cambio son los hombres los que más comentan en las redes sociales lo que están viendo en ese momento, va a resultar que somos más cotillas.

Si nos centramos en España, según el Informe de 2011 para la sociedad de la información de Telefónica, un 36,2% de los internautas están accediendo a contenidos multimedia, es decir, escuchan música o ven películas, al mismo tiempo que navegan por Internet. Y agarraos, un 37,4% está dándole a un videojuego y navegan al mismo tiempo, que para mí es el colmo de la conectividad por distintos canales a un mismo tiempo y del “friquismo(4) más absoluto.

El desembarco de todas estas tecnologías en nuestros hogares  tiene necesariamente que cambiar los comportamientos sociales y familiares, a este respecto me gustaría contar con un libro de Martine Segalen pero mucho me temo que se quedó en los tiempos en que la televisión mató a la estrella de la radio, o al menos, yo no he encontrado ningún trabajo de ella en este sentido.

La radio y la televisión devolvieron al marido al hogar, le cautivó la posibilidad de disfrutar del ocio en su propio hogar, en una época en la que todavía estaba socialmente aceptado que dictara el comportamiento familiar sin contar con la mujer. Pero hoy en día no veo peligro de que la gente se quede cautiva en casa, enamorada de sus aparatitos, como parecía que iba ocurrir cuando a Internet sólo se accedía desde conexiones fijas. La gran revolución de los últimos tiempos, sobre la revolución anterior representada por la tecnología ADSL – vivimos en un mundo de revoluciones tecnológicas sucesivas y tremendamente rápidas - ha sido la movilidad.

De los 47 millones de habitantes que tiene España, el 69,2% son internautas, si nos fijamos en el segmento de edad de entre los 16 y los 24 años, el porcentaje sube hasta el 96,6. De todos los internautas, el 55,4% se conecta desde un dispositivo móvil, es decir, aproximadamente unos 16 millones de personas se conectan a Internet desde cualquier parte, no sólo en la tranquilidad de su domicilio. Internet, tiene la propiedad que antes sólo se atribuía a Dios, de ser ubicuo. De esta forma, sólo tienes que mirar a tu alrededor, en cualquier parte que estés, en el autobús, en el metro, en la sala de espera del médico, en un partido de fútbol o en un concierto, siempre verás a alguien escribiendo sobre una pantalla táctil en un teclado increíblemente pequeño para el tamaño medio de los dedos de un adulto normal.

Eso en lo referente al espacio, pero también hay – si es posible utilizar este término en este sentido - ubicuidad en el tiempo. La conexión es permanente en el espacio y en el tiempo. El 24,5% de los internautas está conectado las 24 horas del día, en realidad esto no significa que no duerman o que no vayan al baño o que no realicen ninguna otra tarea que no sea navegar por Internet, sino que tienen la conexión activada continuamente, ya sea realizando tareas de descarga o simplemente permaneciendo a la escucha de alguna aplicación. Uno de cada cinco jóvenes se conecta a Internet después de acostarse, de hecho yo he tenido palabras al respecto en casa. Muchos de nosotros vivimos una vida digital paralela a nuestra vida real conectándonos en cualquier sitio, a cualquier hora y por múltiples canales diferentes.

El teléfono móvil – o celular como se dice por América – inteligente o telefonía móvil de tercera generación (5), más conocido por “smartphone”, es el centro de la vida digital, el 63,4% de los dispositivos móviles son “smartphones”. Entre 2011 y 2012 el número de conexiones desde el móvil ha crecido más de un 300%.

Pero los dispositivos móviles no son nada sin las aplicaciones, las famosas “apps". Las “apps” son programas que se ejecutan en el dispositivo móvil pero van a buscar sus datos a Internet. Las hay a miles para las cosas más variopintas, desde las que nos dicen los horarios de trenes de cercanías o el tiempo que va hacer, pasando por todo tipo de videojuegos, por las fuentes RSS (6) que nos mantienen informados segundo a segundo, hasta el último grito, las aplicaciones de lo que ha venido en llamarse “realidad aumentada” (7), que permiten combinar la información del mundo real que nos rodea superponiéndola con información virtual, por ejemplo, situado en un punto concreto de Madrid te informa de todos los establecimientos de tu interés que tienes por los alrededores de esa posición.

Todas estas aplicaciones, gratuitas o no, se descargan de tiendas virtuales como Apple Store o Play Store, tan solo con pulsar unos pocos clics. En 2012, en España, se produjo una media de 2,7 millones de descargas diarias y los usuarios diarios de este tipo de aplicaciones han pasado de 5 millones en 2011 a 12 millones en 2012.

También han cambiado nuestros hábitos de compra o la manera de comunicarnos con nuestros amigos o la forma que tenemos de relacionarnos con las administraciones públicas. El 27% de los internautas son compradores “online”, mi mujer entre ellos que le ha cogido el gusto a alguna tienda “online” y a veces encargamos la compra vía Web al supermercado. El 67% de los usuarios busca en Internet información sobre productos y el 62% buscan recomendaciones. La gente confía más en las recomendaciones de foros y redes sociales que en los anuncios de la televisión. Ahora se da el caso de que antes de reservar en un hotel o de recurrir a cualquier servicio se echa una ojeada a lo que dicen otros consumidores, de manera que el boca a boca adquiere un nuevo significado y los negocios han de preocuparse por tener una buena imagen en Internet. Las compras mediante comercio electrónico han aumentado en un 19,3 % en el último año.

También Internet es una fuente de información en cuestiones relativas a la sanidad, en 2011, el 46,6% de los usuarios ha utilizado los recursos de información de la red en actividades relacionadas con la salud, de los cuales, el 82,5% buscaba información, pero existen servicios para pedir cita médica o para compartir información hospitalaria. Conozco el caso, no muy habitual todavía, de un médico de familia de la Seguridad Social que se comunica con sus pacientes mediante redes sociales, de manera que les proporciona información útil, como que un determinado día no tendrá consulta porque está en un congreso médico o les da consejos de profilaxis ante la epidemia de gripe. En las redes sociales, en los foros especializados, las personas comparten experiencias incluso se opina sobre la cocina de los hospitales de la misma manera que, como hemos comentado antes, se opina de la calidad de los hoteles.

El 91% de las personas sigue opinando que la conversación cara a cara, el hablar con el semejante teniendo al semejante delante, es la forma de comunicación mas agradable y reconfortante, como se puede ver todavía no nos hemos deshumanizado. No obstante, la conexión permanente en la que vivimos muchos, nos permite recuperar gentes de nuestro pasado que hacía tiempo que no sabíamos nada de ella y, resulta también, una herramienta – sobre todo mediante las redes sociales – que fomenta la comunicación entre las personas. Según el estudio para la sociedad de la información de 2012 de la Fundación Telefónica, el usuario medio comunica por el teléfono fijo con 7,2 personas al día, por SMS con 9,6, 10,3 por conversación telefónica móvil, en persona con 22,7 y a través de las redes sociales con 25. Es decir, que se contacta, se intercambia información con más personas mediante redes sociales que a través de cualquier otro medio.

A este respecto de la comunicación interpersonal me gustaría dar dos datos más que considero muy significativos. En primer lugar señalar que el mayor uso que se da a Internet no es la descarga de archivos, ni la consulta de contenidos, ni cualquier otro servicio de los que tenemos en mente, la causa por la que la gente se conecta más es para comunicarse con otras personas, 4 de cada 5 internautas utiliza la red para este fin.  El segundo dato resalta que esa comunicación emplea varios canales diferentes, se calcula que los usuarios utilizan una media de 4,2 canales distintos en esas comunicaciones.

En los últimos años las Administraciones Públicas han hecho un considerable esfuerzo por estar al día y han desarrollado la Administración Electrónica. De esta manera los organismos públicos han puesto en marcha el concepto de sede electrónica que consiste en un espacio en Internet en el que se pueden realizar trámites desde casa o desde el dispositivo móvil sin tener que pasarse por la sede real a hacer colas, con la ventaja adicional de poder resolver asuntos a cualquier hora del día. Los datos indican que las personas que utilizan estos servicios electrónicos están más satisfechas que con los servicios presenciales. El año pasado 14,7 millones de ciudadanos obtuvieron información de los puntos de acceso electrónico de las administraciones, se descargaron 10,2 millones de formularios y, de ellos, el 80% fue cumplimentado y enviado por medios telemáticos. Se calcula que en 2011 la administración electrónica ahorró a las empresas 3000 millones de euros y generó negocios por importe de 600 millones.

La importancia económica de Internet es impresionante, representa el 3,4% del PIB mundial y el 2,2 del PIB español. No deja de ser sorprendente que, a pesar de que España tiene la economía estancada por no decir en franca recesión, las cifras de desarrollo de actividades relacionadas con Internet estén creciendo en los valores porcentuales que hemos visto en los párrafos precedentes. La pregunta inmediata que surge es, ¿qué pasaría si siguiéramos en aquella juerga económica que acabó en 2008?, ¿qué ocurriría con las cifras si no estuviéramos inmersos en esta terrible crisis?.

Internet se ha metido en nuestras vidas. Nos relacionamos de forma diferente en nuestras familias, con nuestros amigos, en nuestro trabajo y nuestro ocio, en nuestra forma de consumir, en nuestra manera de ver a la administración, en general en todo nuestro entorno vital. Hasta el punto de que podemos hablar de que llevamos una doble vida, una real y otra digital o virtual paralela, o mejor dicho, de paralela nada, están ambas imbricadas e inseparables. Todavía es posible vivir sin Internet, de espaldas a la sociedad de la información, pero cada vez es más difícil. Se habla de brecha digital para referirnos a las diferencias que hay entre grupos de población según su capacidad de utilizar las tecnologías de la información y de las comunicaciones de forma eficaz, debido a los distintos niveles de alfabetización, edad, carencias, problemas de accesibilidad o de medios tecnológicos, constituyendo una nueva forma de desigualdad y marginación. No está lejos el día en que dicha brecha suponga una barrera infranqueable.



Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo e informático

Notas:

(1)    Martine Segalen es profesora y directora del departamento de sociología y antropología de la Universidad de Paris X desde 1996, diplomada del Instituto de Estudios Políticos de París en 1960, Doctora en Etnología en 1984, investigadora del Centre National de Recherche Scientifique entre 1986 y 1996, directora del Centro de Etnología Frances desde 1986 a 1996. Es especialista en antropología histórica de la familia.
(2)    “Tuitear” es enviar mensajes, “tuits” o “tweets”, mediante el programa Twitter. Twitter es una red social para el intercambio de mensajes cortos.
(3)    “Guasapear” es una forma españolizada de expresar la acción de enviar mensajes mediante el programa de mensajería instantánea “WhatsApp”.
(4)    Friki o friqui (del inglés freak, extraño, extravagante, estrafalario, fanático) es un término coloquial para referirse a una persona cuyas aficiones, comportamiento o vestuario son inusuales. La Real Academia Española ha acabado, en 2012, por añadir la entrada «friki» al avance de la vigésima tercera edición de su diccionario. Dicho diccionario define «friki» con tres acepciones, una de ellas refiriéndose a toda "persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición".
(5)    En España hay varios operadores que han empezado a ofrecer servicios de telefonía móvil de cuarta generación que está completamente orientada a proveer servicios de Internet – se trata de una red IP - a altas velocidades de transmisión – hasta 100 Mbps en movimiento y 1Gbps en reposo, lo que supone anchos de banda digital equivalentes a una red de área local Ethernet.
(6)    Fuentes RSS, se utiliza para difundir información actualizada frecuentemente a usuarios que se han suscrito a la fuente de contenidos. Por ejemplo si te suscribes al servicio RSS de El País recibirás en tiempo real las noticias que el periódico vaya publicando. A este sistema se le denomina también como redifusión web o sindicación web (una traducción incorrecta, pero de uso muy común).
(7)    Realidad aumentada. Si quieres obtener más información pulsa aquí


Bibliografía

Martine Segalen
Antropología histórica de la familia
Editorial Taurus
Madrid 1992

La Sociedad de la Información en España 2011
Fundación Telefónica 2012

La Sociedad de la Información en España 2012
Fundación Telefónica 2013

Enlace para ambos informes:
http://www.fundacion.telefonica.com/es/que_hacemos/conocimiento/publicaciones/index.htm?serie=informe

Muy Interesante
El 62% de las personas que ven la televisión usan al mismo tiempo las redes sociales
http://www.muyinteresante.es/tecnologia/articulo/el-62-de-las-personas-que-ven-la-television-en-el-mundo-usan-al-mismo-tiempo-las-redes-sociales

Wikipedia
http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portadarg

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La sociología: La ciencia que molesta




La sociología es como un deporte de combate:
Se utiliza para defenderse, no para dar golpes bajos
Pierre Bourdieu (1)

Para la sociología ha llegado el momento de renunciar
a los éxitos mundanos, por decirlo de alguna manera, y
de adquirir el carácter esotérico que conviene a toda ciencia
Émile Durkheim (2)
Las reglas del método sociológico. Conclusión

Durante muchos años, durante muchos siglos, desde que se inventó la agricultura y el ser humano se hizo sedentario hasta que el mundo se industrializó, la forma de vivir de las personas era más bien sencilla, lo que no quiere decir que fuera fácil. 

Se vivía en comunidades estables. La gente nacía, crecía, trabajaba, se casaba y moría como había hecho la generación anterior, como sus abuelos y bisabuelos. No había grandes cambios, se obedecían a los mismos poderes, el señor era el señor, al señor lo sucedía su hijo y a éste el nieto. Las ideas que gobernaban el mundo eran prácticamente las mismas, Dios te había puesto en tu lugar y Él sabía por qué, y a ver quién era el guapo que discutía ese orden divino. Y en las creencias lo mismo, no diré que al cura le sucedía el hijo del cura por motivos obvios, pero al cura le sucedía otro cura semejante que amenazaba con los mismos castigos ante los mismos pecados y ofrecía el mismo consuelo ante los mismos sufrimientos, consuelo y resignación, una buena receta para mantener el status quo. El parroquiano de aquellos entonces no viajaba, raramente salía de su comarca, conocía su aldea, las aldeas vecinas y el pueblo importante más próximo, en donde se celebraban, los días de mercado, las ferias donde colocar los productos que obtenía de la cosecha o del ganado.

¿Para qué se necesitaba entonces una ciencia como la sociología?, pues francamente para nada. Bastaba con los escritos sociales de unos cuantos filósofos griegos actualizados con la visión cristiana de la vida.

A finales de siglo XVIII concurren dos hechos que cambiaron el mundo, estos acontecimientos no fueron espontáneos sino que venían gestándose desde el renacimiento e incluso desde finales del medievo.

Desde el punto de vista político se produjeron las revoluciones liberales, la americana y la francesa, que supusieron el derrumbe del Antiguo Régimen y advenimiento de la burguesía como clase social dirigente. Y desde el punto de vista económico y social se produjo la revolución industrial que cambió para siempre el modo de producir.

En pocos años, las personas se vieron afectadas por estos cambios, se mudaron de lugar de residencia, el campo se empezó a vaciar y las ciudades a llenar, las gentes cambiaron su forma de trabajar, sus estilos de vida, sus costumbres y sus ideas. No estoy seguro de que las nuevas formas de vivir fueran más fáciles que las de antaño pero estoy seguro de que la sencillez de la sociedad preindustrial se fue perdiendo. La sociedad se hizo mucho más compleja.

Tal complejidad, la cuestión social decían, hizo que entre los pensadores  se fuera difundiendo un sentimiento de “sociedad en crisis”. La reflexión sobre la sociedad se convirtió en foco de atención del pensamiento en un momento en que la ciencia estaba alcanzando un enorme prestigio como explicación del mundo, e incluso, como solución a los problemas prácticos. La ecuación estaba planteada y la solución era inmediata, la aplicación del método científico al estudio de la sociedad: la sociología.

Y desde entonces, desde mediados del siglo XIX, la sociología ha ido estudiando los problemas sociales, elaborando teorías – y alguna certeza - que explicaban comportamientos y estrategias de los grupos sociales, de las clases sociales, de instituciones, de las religiones, de la ciencia y el conocimiento, en definitiva de cualquier actividad humana de carácter social. Y en eso seguimos cuando nos acercamos a los dos siglos desde que el bueno de Augusto Comte (3) inventara el término “sociología”.

La ciencia, en general, representa la búsqueda de la verdad admitiendo que la verdad absoluta es una quimera. Se trata de aproximarse lo máximo a la verdad, según el conocimiento de que se disponga en cada momento, reconociendo que se puede estar equivocado y dejando una puerta abierta para corregir las ideas que se tenían sobre algún fenómeno por otras que se aproximen más a la verdad buscada. Es un proceso continuo de perfeccionamiento del conocimiento que tenemos de la naturaleza a sabiendas de que la perfección no es de este mundo. Y esto es así, al menos en teoría, en la práctica habría que decir que hay más resistencia al cambio de lo que queremos reconocer. Hay que pensar que incluso en el mundo de la ciencia, más predispuesto por idiosincrasia al cambio de opinión, hay mucha resistencia dicho cambio.

Y es que la verdad, aparte del asuntillo de que a mi me da que en términos absolutos es inalcanzable, tiene otro problema. La verdad tiene sus propietarios, los dueños de la verdad. Para mí que ser dueño de la verdad es como ser dueño de los océanos o amos del espacio interestelar, pero ellos se lo toman muy en serio, una propiedad al fin al cabo es una propiedad. Los dueños de la verdad, en cualquier ámbito de la actividad humana, reaccionan mal ante la crítica inteligente, ante la disensión fundamentada.

En los casos en que la ciencia ha dinamitado viejas verdades el abanico de reacciones ante la crítica ha sido de lo más variopinto, respuestas que van desde la mera agresividad hasta la violencia. La historia está llena de ejemplos, recordemos al pobre Galileo (4) desdiciéndose ante la perspectiva de la hoguera o a Miguel Servet (5) cuyo libro “Restitución del Cristianismo” le llevo tanto a la hoguera católica como a la calvinista, sólo que fueron estos últimos los que le pillaron. Ahora no te llevan a la hoguera gracias a Dios - que hemos progresado un poquito - pero todavía hay opiniones que no sientan muy bien. No hace mucho Stephen Hawking (6) vino a decir que había otras explicaciones más sencillas a la creación que el dedo creador de Dios y el Vaticano no reaccionó con alegría a la ocurrencia.

Si las declaraciones de astrónomos, físicos, médicos, e incluso, matemáticos no han sentado bien en algún momento a ciertos sectores, con los sociólogos es el pan nuestro de cada día. El sociólogo siempre fastidia a alguien, menos mal que – como hemos visto - la sociología se inventó cuando ya se habían desmontado las hogueras, en caso contrario hubiéramos tenido algún mártir en nuestra profesión al que dedicar el patronazgo de los colegios profesionales.

¿Y por qué el sociólogo y su ciencia provocan ese efecto?. En  primer lugar por el objeto de la sociología: el estudio científico del funcionamiento de las sociedades humanas. Tengamos en cuenta que cualquier poder esta montado sobre una especie de mitología, sobre una ideología justificativa.  Puede ser por ejemplo que la democracia representa a todas las personas, que la justicia es ecuánime, que los puestos se reparten según reglas meritocráticas o que los líderes son infalibles. Y hay mucha gente cómoda con estos mitos, para empezar los propios interesados en que el status quo se mantenga pero no solo ellos.

Esto hace que ya de partida cuando se ponen en cuestión esas “verdades”, la sociología moleste porque nos enseña lo que una gran parte de la gente prefiere no ver, al menos en los tiempos de bonanza económica, porque ahora mismo existe un fuerte sentimiento de indignación, en parte porque las élites exhiben sus miserias sin ningún pudor.  Pero hasta no hace mucho los barómetros sociales indicaban que la gente tenía en muy buen concepto a las principales instituciones del país, se encontraban razones incontrovertibles sobre lo buenas que eran las mayorías absolutas y de los beneficios que aportaba un sistema bipartidista. Sin embargo, cuando estudias esas mismas instituciones con la mirada del sociólogo, analizas su funcionamiento real no el funcionamiento pretendido, profundizas en las estrategias que siguen para el mantenimiento de privilegios y desigualdades y no te crees la ideología que desarrollan para su legitimación. Y esto, haya o no haya crisis.

En segundo lugar, ese mismo estudio del funcionamiento de la sociedad entra de lleno en el terreno de la ideología de las personas. La mirada sociológica cuando analiza como funciona toda actividad social realmente y no como desearíamos que funcionara, lo quiera o no, interviene en las luchas por las distintas concepciones del mundo. Cuando se analiza a una religión - o a la propia ciencia para que no se diga que sólo me meto con la religión - como una construcción social con una historia concreta y no como algo de origen divino o cuasi divino se levantan ampollas, sobre todo en las instituciones religiosas o en las instituciones científicas.

En tercer término se me ocurre que a los que detentan el poder no les gusta la sociología, la quieren en los departamentos de las universidades, en los círculos académicos, de manera que puedan aprovechar sus aportaciones teóricas y prácticas que puedan serles útiles, pero lejos de divulgarlas con carácter general pues contienen ideas que de extenderse pueden resultar peligrosas.

Por último, la sociología parece que hace a veces de una especie de Pepito Grillo, de una suerte de conciencia social que no sienta muy bien a los que se sienten aludidos. Esto se ve favorecido por las constantes preguntas que reciben los sociólogos con predicamento a golpe de micrófono, preguntas a las que se ven obligados a dar una respuesta sin darles tiempo a reflexionar, hay incluso sociólogos de cabecera listos siempre para dar una opinión de urgencia y, por supuesto, hay sociólogos comprometidos con multitud de causas diferentes. Y todo esto hace que sea fácil argumentar que qué clase de ciencia es esa que permite en su seno tanta variedad de opiniones y tantos juicios de valor diferentes sobre un mismo hecho. Pero la razón última vuelve a ser el objeto de la sociología.  El sociólogo observa los fenómenos sociales perteneciendo o formando parte de la sociedad, es como si el físico estudiara el choque de móviles montado dentro de uno de ellos en vez de observar desde el exterior mediante instrumentos de medida. ¿Hasta que punto el sociólogo es independiente de los problemas que estudia?.

El gran sociólogo Max Weber (7), era partidario de una sociología libre de valores. El sociólogo debía apartarse de los valores de su sociedad, debía hacer un esfuerzo por observar los fenómenos sociales desde la distancia, como el físico y los móviles. Muchos piensan que por mucho esfuerzo que se realice esto no es posible del todo. En el otro extremo se colocan los sociólogos de la Escuela de Francfort (8) que opinan que el sociólogo ha de inmiscuirse en los problemas, proponen una sociología militante. Este es un debate inagotable y el mejor argumento de los que opinan que la sociología no es una ciencia.

¿Y que pasa cuando la sociología incomoda con sus explicaciones?. ¿Cómo se comportan las instituciones cuando su verdad se ve amenazada?. ¿Cómo reaccionan los particulares cuando una teoría o un concepto desmitifica una creencia muy firme?.

Pues ocurre con demasiada frecuencia que no atacan a la teoría o al concepto con contraargumentos que sería lo aceptable. Es un mecanismo muy común la descalificación. ¿La sociología es acaso una ciencia?, ¿este o aquel autor tienen suficiente rigor?, ¿dónde están las ecuaciones que describen ese comportamiento?, ¿para qué sirve la sociología?, ¿es útil?, ¿acaso cumple una función?, ¿es que cura a la gente o sirve para construir casas?.

Yo mismo que soy sociólogo a tiempo parcial, un pobre escribidor que pretende divulgar conceptos sociológicos, he recibido este tipo de críticas, que no entran en las razones y argumentos que expongo sino en mi propia identidad, se me suele calificar de autor poco riguroso. Lo cual además, al menos cuando me dedico a divulgar, es totalmente falso, primero porque cuando divulgo un concepto no soy un autor en sentido estricto y, segundo, porque el rigor que empleo es el rigor y la autoridad del científico social cuya teoría o concepto estoy explicando no del mío propio. ¡Oiga usted métase con Weber si se atreve y no conmigo!.

Pero hay que reconocer que estas críticas no caen en saco roto. Existe una clara obsesión por dejar claro que la sociología es una ciencia. José Félix Tezanos (9) en su libro “Introducción a la Sociología” dedica casi 30 páginas a demostrar que la sociología es una ciencia, pero no es una excepción, se publican con frecuencia artículos y libros que explican la naturaleza científica de la sociología. Que Emilio Durkheim dedicara su libro “las reglas del método sociológico” a hacerlo es lógico pues se trataba de poner en el mundo académico a una disciplina nueva, pero que sigamos a estas alturas con lo mismo sólo está justificado como respuesta a este tipo de ataques.

Es muy común estudiar en los primeros cursos de las facultades de sociología – lo que por cierto no me parece mal - filosofía de la ciencia, que yo sepa esto no se estudia en la Facultad de Ciencias Físicas – lo que me parece mal -, claro que también es cierto que nadie duda de la física como ciencia al primer revés que se sufre. No se suele oír: “Oiga usted que la fuerza es la masa por la aceleración”, “¡no estoy de acuerdo!, ¿Es acaso la física una ciencia?”.

También está detrás de esa permanente puesta en cuestión de la misma esencia de la sociología, nuestro amor por las encuestas y por la estadística como ciencia en general. A veces da la sensación que más que como método de análisis de la realidad como justificante de que lo que hacemos es ciencia de verdad. Durante la carrera, la estadística es la asignatura más temida, más que nada por la falta de base matemática de los estudiantes de sociología, pero cuando ya eres sociólogo es la herramienta fundamental. Como dice la socióloga Rosana Claver (10), la estadística se ha convertido en un método efectivo para describir con exactitud los valores de datos económicos, políticos, sociales, psicológicos, biológicos o físicos, y son la herramienta fundamental para relacionar y analizar dichos datos. Hasta tal punto ocurre esto que pareciera que sin investigación cuantitativa no hay sociología que valga sino en todo caso filosofía social.

Al final vamos a tener que dar las gracias a nuestros descalificadores pues nos hacen andar con pies de plomo, nos hacen ser más formales en nuestros métodos y a estar armados contra la crítica fácil, ahora bien, seguimos y seguiremos molestando.

La sociología es molesta, ¡qué le vamos a hacer!, pero muy necesaria. Alguna herramienta tiene que haber para describir los procesos sociales en unos momentos en que tenemos disciplinas científicas para todo. Si la sociología se hizo necesaria después de unas décadas convulsas de revoluciones políticas y socioeconómicas, hoy es más necesaria que nunca en un mundo que vive de nuevo revoluciones políticas y socioeconómicas. En una sociedad que es preindustrial, industrial y postindustrial, global y local, moderna y postmoderna, de la información y del conocimiento, adhocrática, burocrática, postburocrática y mcdonaldizada, del pensamiento único y multipolar, y, ¡todo al mismo tiempo!. Evidentemente, si no la tuviéramos ya,  deberíamos inventarla.


Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo


Notas:

(1)    Pierre Bourdieu fue uno de los más destacados representantes de la sociología de nuestro tiempo. Si deseas ampliar información sobre su vida y obras pulsa aquí
(2)    Emile Durkehim, sociólogo francés, uno de los padres de la sociología, el primer catedrático de sociología. Para consultar más pulsa aquí.
(3)    Augusto Comte, filósofo positivista y para algunos el primer sociólogo, lo que si está confirmado es que inventó el nombre de sociología. Si quieres saber más pulsa aquí.
(4)    Galileo Galilei fue un astrónomo, filósofo, matemático y físico italiano que estuvo relacionado estrechamente con la revolución científica. Para ampliar información sobre Galileo pulsa aquí.
(5)    Miguel Servet  fue un astrónomo, metereólogo, geógrafo, jurista, teólogo matemático y médico español del siglo XVI que descubrió la circulación pulmonar. Para ampliar información pulsa aquí.
(6)    Stephen Hawking, físico teórico y cosmólogo británico famoso por sus trabajos en el campo de las singularidades espaciotemporales en la relatividad general y en el estudio de los agujeros negros. Para más información pulse aquí.
(7)    Max Weber, sociólogo alemán considerado otro de los padres de la sociología. Para más información pulsa aquí.
(8)    La Escuela de Francfort, grupo de investigadores que formaron parte del Instituto de Investigación Social de Francfort que desarrollaron la teoría crítica en sociología. Formaron parte de este grupo Adorno, Habermas y Horkheimer entre otros. Para obtener más información pulsa aquí.
(9)    José Félix Tezanos, sociólogo español, catedrático de sociología de la UNED. Dirige la Fundación Sistema y es miembro de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Letras de Paris, así como de los Consejos de Redacción de las revistas REIS (Revista Española de Investigaciones Sociológicas), RIS (Revista Internacional de Sociología) y EMPIRIA (Revista de Metodología de Ciencias Sociales), es autor de más de una treintena de libros y de cientos de monografías científicas sobre temas de estructura social, sociología política, tendencias sociales y ciencia, tecnología y sociedad.
(10)    Rosana Claver Fraile, socióloga española, investigadora de la Fundación IS+D para la Investigación Social Avanzada y autora del blog “Mi profe de estadística”

Bibliografía

La explicación Sociológica
una introducción a la Sociología
2ª Edición
José Félix Tezanos
UNED
Madrid 1998

Teoría Sociológica Clásica
George Ritzer
3ª Edición
McGraw-Hill
Madrid 2001


Los orígenes de la Teoría Sociológica
María C. Iglesias, Julio R Aramberri y Luis R. Zúñiga
2º Edición
Akal
Madrid 1989

¿Para qué sirve la sociología?
Marina Oybin
Revista Ñ (periódico Clarín de Buenos Aires)
http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/politica-economia/Marx-Durkhiem-Weber_0_921507854.html


¿Qué es la sociología?
Juan Carlos Barajas
http://sociologiadivertida.blogspot.com.es/p/articulos.html

Para qué sirve la Estadística
Rosana Claver Fraile
Mi profe de Estadística

http://miprofedeestadistica.blogspot.com.es/p/blog-page_23.html


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