La familia vista desde distintas perspectivas

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En un artículo que escribí para este mismo blog hace poco más de un año, utilicé - como ejemplo para introducir la definición sociológica de la familia – la historia de un cumpleaños de una amiga al que mi familia y yo fuimos invitados en el sur de Francia. Era una gran fiesta familiar, que se celebra todos los años con diferentes excusas, que une a abuelos, padres, hermanos, hijos y primos venidos de todas las partes de Francia e, incluso como en el caso de nuestra amiga, desde España. El fin último de la fiesta es reforzar los lazos familiares sometidos a la distancia, ponerse al día, recordar a todos los que no están, comer bien, beber mejor y jugar a la petanca. Todo ello al estilo del sur de Francia tan próximo al nuestro, mucho más próximo de lo que tanto ellos como nosotros pensamos.

En este artículo quiero exponer las diferentes visiones de la familia dadas por las distintas escuelas sociológicas y, antes de entrar en materia, debemos repasar brevemente esas definiciones que ya vimos en el artículo del que hablábamos en el párrafo anterior. 

Según Macionis (1)  y Plummer (2), la familia es una institución social que agrupa a los individuos en grupos cooperativos encargados de tener y cuidar a los niños. Estas unidades sociales se basan en el parentesco  que es un vínculo social definido por la relación sanguínea, el matrimonio o la adopción. Esto quiere decir que son parientes los cónyuges, los hijos o los primos, pero también ese cuñado tan listillo que te da la charla todas las nochebuenas o el hijo adoptado a pesar de no existir ninguna relación consanguínea.

Como ha quedado claro en la definición, las familias se forman por el matrimonio, una relación social sancionada legal o normativamente o simplemente por las pautas socialmente admitidas, que se espera duradera y que engloba la cooperación económica, la actividad social y el cuidado de los niños. Tanto el matrimonio como la familia son universales culturales, es decir, podemos encontrar alguna forma de familia o de matrimonio en todas las sociedades aunque tengan diseños, pautas y manifestaciones diferentes.

Asimismo, en la práctica totalidad de las sociedades se puede identificar lo que los sociólogos y antropólogos denominan familia nuclear que consiste en una estructura formada por dos adultos que viven juntos en un hogar con los hijos propios o adoptados. En la mayoría de las sociedades agrarias tradicionales la familia nuclear – no como pasa en las sociedades modernas industriales en que son protagonistas absolutas del tejido social – está sumergida o difuminada en una red de parentesco más amplia. Además de la pareja casada y sus hijos conviven - o al menos tienen un contacto íntimo y continuo -  con otros parientes. Esta es la familia extensa, que incluye a los abuelos, a los hermanos y las esposas, las hermanas y los esposos, tíos y sobrinos. Estas familias extensas, antes de la revolución industrial, tenían un interés económico, eran unidades de producción, todos trabajaban el campo compartiendo recursos, como propietarios, como arrendatarios o, simplemente, como jornaleros; y trabajaban desde niños hasta ancianos. 

En las sociedades industriales y posindustriales los vínculos de la familia extensa se han hecho mucho más laxos, debido a la pérdida de la función económica que antaño tenían y la separación geográfica impuesta por la vida moderna sobre todo por la emigración del campo a la ciudad.

Y ya que hablamos de modernidad reciente hay que decir que estas definiciones se hacen los suficientemente amplias como para ajustarse, no sólo a los distintos tipos de sociedades, sino también a las nuevas formas de la familia posindustrial como las familias con parejas del mismo sexo o las derivadas de los divorcios como las monoparentales o las de varios núcleos por emparejamientos sucesivos o, las derivadas de nuevas pautas sociales, como la cohabitación de hecho.

Bien, ya asentado el concepto de familia, tenemos que decir que, como pasa en muchos otros conceptos sociológicos, las distintas perspectivas teóricas ofrecen distintos puntos de vista acerca de la familia. Así que vamos a darnos un garbeo por las diferentes escuelas a ver qué opinan sobre la familia como institución social y sobre su papel en la sociedad. Echaremos una ojeada a las perspectivas funcionalista y crítica, desde un punto de vista macrosociológico y a los análisis del interaccionismo simbólico y la teoría del intercambio, ambas de orientación microsociológica.

Funcionalismo
Como hemos visto a lo largo de varios artículos de Sociología Divertida, para el funcionalismo la sociedad puede entenderse metafóricamente como un organismo vivo que se compone de distintos órganos o estructuras cada uno de ellos con una función o funciones necesarias para que el organismo social pueda vivir. La sociedad es un sistema complejo cuyas partes “encajan” entre sí produciendo un equilibrio o estabilidad social.

Para la corriente principal del funcionalismo nuestras vidas están orientadas según la dirección que marcan ciertas estructuras sociales, entendiéndose por éstas pautas relativamente estables de relaciones sociales, por ejemplo, las relaciones familiares, las conductas ritualizadas, y otras, que implican comportamientos relativamente estables y predecibles. Así para Talcott Parsons (3), el máximo representante de este paradigma, la sociedad tiende al equilibrio y a la estabilidad. Pero para que este equilibrio se mantenga y puedan permanecer en el tiempo, las sociedades deben cumplir una serie de requisitos que denominó prerrequisitos funcionales como la adaptación al entorno, la satisfacción de los objetivos o la cohesión social entre otros.

Según el paradigma funcionalista la familia cumple cuatro objetivos básicos que la hacen ser una institución esencial para el buen funcionamiento de una sociedad.

En primer lugar la familia cumple la función de socialización de los hijos, entendida como el aprendizaje de las herramientas básicas para ser miembros bien integrados en la sociedad. No es la única institución social implicada en esta tarea, también está el sistema educativo por ejemplo, pero la familia es esencial sobre todo en los primeros años de la vida de los individuos, aunque por supuesto, la socialización familiar continúa a lo largo de toda la vida. Y curiosamente, como saben todos los padres, no sólo los hijos aprenden de éstos sino que los progenitores también aprenden de los hijos. Yo concretamente, tengo conciencia de que la música que me gusta está pasada de moda gracias a la insistente reiteración del asunto por parte de mis hijos. 

En segundo término, los funcionalistas señalan la función de regulación de la actividad sexual. Todas las culturas racionalizan la sexualidad mediante sus formas matrimoniales, que como hemos dicho pueden ser muy diferentes de una sociedad a otra, a fin de mantener un cierto orden en la organización del parentesco y los derechos de propiedad. Un universal cultural relacionado con el parentesco y la sexualidad es el tabú del incesto que es una norma que evita las relaciones sexuales o el matrimonio entre parientes y que también, a pesar de su universalidad, adquiere formas diferentes. 

La tercera función es la reproducción. La familia es el ámbito en el que nacen los niños y esta función es vital para que la sociedad perdure. La identidad social del individuo definida, entre otras características, por la etnia, la religión y la clase social viene fijada por el nacimiento en el ámbito de una familia determinada. La posición socioeconómica en el origen viene marcada por la familia.

Y, por último, los funcionalistas dicen que ante un mundo exterior hostil, la familia proporciona seguridad material y emocional. El individuo busca entre sus parientes cercanos protección física, apoyo emocional y asistencia económica y, en mayor o menor medida, casi todas las familias proporcionan estas ayudas, lo que no quiere decir que no existan conflictos económicos y relaciones difíciles en su seno. De hecho sabemos que en un país como España, en el que la familia es culturalmente muy importante, esta institución ha hecho de válvula de escape, de salvavidas, ante los rigores de la crisis económica. Muchas familias con sus miembros en paro han tenido que recurrir a los sueldos de los padres o a los abuelos y sus pensiones para poder sobrevivir y, aun sin crisis, hemos visto a los abuelos hacerse cargo de los nietos mientras los padres cumplían horarios laborales muy extensos. Podemos encontrar miles de ejemplos de esto que estamos hablando.

Los críticos al enfoque funcionalista le reprochan tener una visión idílica de la familia sin entrar a analizar que existen familias disfuncionales en las que los cónyuges mantienen relaciones sexuales fuera del matrimonio o se dan situaciones de violencia y abuso. Es más, el funcionalismo presta poca atención al grado en que otras instituciones sociales, como por ejemplo el gobierno y la administración, mediante las políticas públicas, pueden satisfacer alguna de las necesidades de las que tradicionalmente se ocupaban las familias.

Sociología del conflicto
Bajo el nombre de paradigma o sociología o teorías del conflicto se agrupan las teorías sociológicas que analizan a la sociedad desde el punto de vista de la desigualdad, el conflicto y el cambio social. Se resaltan las relaciones de dominación que enfrentan a las diferentes categorías de personas y, en el ámbito internacional, a los conflictos entre distintas sociedades que compiten entre sí. Se analizan también las estrategias que emplean los dominadores para mantener su posición y de los dominados para intentar mejorar su situación.

Al hablar de sociología del conflicto es inevitable citar a Carlos Marx (4), cuyas ideas han ejercido una notable influencia en los autores de esta corriente hasta nuestros días. Pero aparte de Marx hay muchos sociólogos importantes en esta corriente como Althusser (5), Dahrendorf (6) y los miembros de la Escuela de Francfort (7).

Al igual que en el funcionalismo, el paradigma del conflicto considera a la familia como una institución central de la sociedad. Pero en vez de fijar su atención en cómo la familia beneficia al conjunto de la sociedad y ayuda a que se cumplan los prerrequisitos funcionales parsonianos, los teóricos del conflicto investigan cómo la familia perpetúa la desigualdad.

En primer lugar, las familias contribuyen a la concentración y a la reproducción de la riqueza y a la reproducción de la estructura de clases entre generaciones. Dicho de un modo marxista, de padres burgueses hijos burgueses.

En segundo lugar, según Engels (8),  la familia perpetúa el patriarcado, es decir, el fenómeno por el cual la organización social se basa en que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia. Engels afirmaba que el único modo de identificar a los herederos para transmitir sus propiedades era controlar la sexualidad de las mujeres, de manera que éstas se convierten en propiedad económica y sexual de los hombres.

Y por último, la familia según los teóricos críticos la familia contribuye a mantener las categorías raciales  , étnicas y de clase entre generaciones pues las personas se   suelen casar con sus iguales, tanto desde el punto de vista de la etnia como de la clase social a la que se pertenece.
  
Para los críticos con la perspectiva radical no se puede afirmar, como dijo Engels, que la familia es parte integral del capitalismo, ya que las sociedades no capitalistas también están compuestas por familias con el mismo tipo de problemas. Y que existen ciertas funciones que difícilmente se pueden realizar sin la institución de la familia.

Interaccionismo Simbólico
Dentro de la visión microsociológica de la sociedad destaca un enfoque denominado Interaccionismo simbólico que - como indicamos en el artículo anterior sobre los primeros tiempos de la sociología norteamericana -  tiene su máximo exponente en el filósofo norteamericano George Herbert Mead (9).

El interaccionismo simbólico se centró en explicar cómo las personas van construyendo su propia identidad y definiéndose a sí mismas a través de sus interacciones con otras personas. Y aún fueron más ambiciosos, para Mead y sus seguidores, la sociedad es el producto o resultado de las interacciones cotidianas de las personas, que van definiendo o dotando de sentido al mundo social que les rodea. Algo así como un agregado total de las visiones de todos los individuos.

Siguiendo esta filosofía, la vida familiar consiste en un grupo de individuos que interactúan entre sí en un contexto de intimidad y proximidad. Como resultado de compartir, en ese entorno íntimo, una amplia variedad de actividades durante un período tan dilatado de tiempo, los componentes de la familia desarrollan unos fuertes lazos emocionales entre sí. Estos lazos y relaciones cambian a lo largo del tiempo, las relaciones entre padres e hijos varían según la edad, pero, por muy mayores que sean en general siempre se sienten preocupados e implicados en el bienestar de todos.

Teoría del Intercambio
La teoría del intercambio, otro enfoque microsociológico, descrita en primer término por el sociólogo norteamericano George Homans (10), concibe la conducta social como un intercambio de actividad - tangible o intangible, más o menos gratificante o costosa - entre al menos dos personas.

Profundizando un poco más, Peter Blau (11) - otro de los autores de esta teoría - opina que toda relación social implica un proceso de negociación en el que se intercambian recompensas, que pueden ser intrínsecas - por ejemplo amor, afecto, respeto - o extrínsecas - por ejemplo dinero o trabajo físico -. Como es natural, las partes  no siempre pueden proporcionarse recompensas idénticas, cuando hay desigualdad en el intercambio emerge una diferencia de poder en la relación y surge un proceso de negociación.

En este proceso de negociación que surge en un intercambio, cuando una parte necesita algo de otra pero no tiene nada comparable que ofrecer, el individuo afectado dispone de cuatro alternativas. Puede obligar a la contraparte a que le proporcione eso que necesita, o puede identificar otra fuente en la que obtener eso tan importante, también puede intentar seguir viviendo sin eso que le es necesario y, la alternativa más importante según Blau, puede someterse a la otra parte.

El cortejo, el matrimonio y la formación de una familia son casos particulares de intercambios entre actores y, como tales, derivan en procesos de negociación. Los individuos intentan conseguir la mejor opción a la hora de seleccionar una pareja. 

Si contemplamos el conjunto de intercambios de cortejo y matrimonio podemos contemplar la existencia de un mercado matrimonial que podríamos definir como el lugar teórico de encuentro del conjunto de hombres y mujeres que en un momento dado están dispuestos a constituir legalmente una pareja.
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La atracción física constituye una dimensión muy importante en este tipo de intercambio social. En las sociedades patriarcales y, más en concreto en nuestra sociedad occidental, la belleza física ha sido uno de los recursos ofertados por las mujeres en el mercado matrimonial. El alto valor asignado a la belleza explica la tradicional preocupación de la mujer por la apariencia física y su reparo a declarar su edad. Por contraste los hombres ha sido frecuentemente juzgados por su capacidad económica. En la actualidad la incorporación de la mujer en el mercado de trabajo ha debilitado su dependencia de los hombres y los términos del intercambio han variado, muchas mujeres - no todas - las cosas no cambian tan rápido, también eligen en las mismas condiciones que los hombres y, sintomáticamente, las ventas de cosméticos para éstos se han disparado.

Con los enfoques microsociológicos tenemos el punto de vista del individuo. De cómo experimenta su vida familiar y de cómo dan forma de modo creativo a esta realidad. Esto desde el funcionalismo o desde la sociología del conflicto es mucho más difícil de entender pues su objeto de estudio es la sociedad en su totalidad. Del mismo modo, corremos el riesgo de que ciertas características de orden social se nos oculten si nos fijamos sólo en el individuo. Yo no renuncio a ninguna perspectiva.

No vamos a ir más allá en nuestra explicación pues tampoco es mi intención hacer un tratado de sociología de la familia. Hemos dado un repaso a la idea de la familia según distintas escuelas de un modo bastante completo y he aprovechado para introducir a la interesante teoría del intercambio que, según recuerdo, creo que todavía no habíamos tocado en Sociología Divertida.

Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo

Notas:
1. John Macionis es profesor de sociología en el Kenyon College en Ohio, EEUU.
2. Ken Plummer es profesor de sociología en la Universidad de Essex, Reino Unido
3. Talcott Parsons  fue un sociólogo estadounidense. Es uno de los mayores exponentes del funcionalismo estructural en Sociología
4. Karl Marx, conocido también en castellano como Carlos Marx, fue un filósofo, intelectual y militante comunista alemán de origen judío.
5. Louis Althusser  fue un filósofo marxista,  considerado además como estructuralista.
6. Ralf Gustav Dahrendorf, Baron de Dahrendorf, fue un sociólogo, filósofo, politólogo y político germano-británico. Es considerado uno de los autores fundadores de la teoría del conflicto social.
7. Se conoce como Escuela de Fráncfort (o Escuela de Frankfurt) a un grupo de investigadores que se adherían a las teorías de Hegel, Marx y Freud y cuyo centro estaba constituido en el Instituto de Investigación Social, inaugurado en 1923 en Fráncfort del Meno. También se les considera representantes de la teoría crítica que allí se fundó. Autores importantes de esta corriente fueron: Horkheimer, Adorno y Habermas
8. Friedrich Engels, llamado a veces en español Federico Engels, fue un filósofo y revolucionario alemán. Amigo y colaborador de Karl Marx, fue coautor con él de obras fundamentales para el nacimiento de los movimientos socialista, comunista y sindical, y dirigente político de la Primera Internacional y de la Segunda Internacional.
9. George H. Mead filósofo pragmático, sociólogo y psicólogo social estadounidense. Teórico del primer conductismo social, también llamado interaccionismo simbólico en el ámbito de la ciencia de la comunicación.
10. George Casper Homans fue un sociólogo estadounidense, fundador de la sociología del comportamiento y de la teoría del intercambio social.
11. Michael Peter Blau fue un sociólogo y teórico estadounidense. Produjo teorías con muchas aplicaciones dentro de los fenómenos sociales, incluida la movilidad ascendente, oportunidad de trabajo, la heterogeneidad, y cómo las estructuras de población pueden influir en el comportamiento humano

Bibliografía:

Teoría Sociológica Moderna
George Ritzer
5ª Edición
ED. McGraw-Hill
Madrid 2001

Sociología
Anthony Giddens
3ª Edición
Alianza Editorial
Madrid 2000

Sociología
John J. Macionis y Ken Plummer
Paerson-Prentice Hall
Madrid 2005

El Mercado Matrimonial
Juan Carlos Barajas
Sociología Divertida 2011

¿Qué es la Sociología?
Juan Carlos Barajas
Sociología Divertida 2014

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en.wikipedia.org


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De cuando la sociología daba sus primeros pasos IV: Estados Unidos

Primeros tiempos de la sociología en Estados Unidos. Haga clic encima para ampliar


Las ideas que alumbraron esta nueva ciencia, los escritos de Comte y de Spencer sobre todo, cruzaron el Atlántico y empezaron a acomodarse en los Estados Unidos bien entrada  la segunda mitad del siglo XIX y, hacia 1892, Albion Small  (1) estableció el primer centro de estudios importante en la sociología norteamericana, la Universidad de Chicago (2), centro del que hablaremos con detalle en este artículo.

Características iniciales
Los inicios de la sociología estadounidense presentan varias características interesantes y diferenciadoras de las que inspiraron a los autores europeos. En primer lugar los primeros sociólogos norteamericanos eran liberales y no conservadores como sus homólogos europeos. En “de cuando la sociología daba sus primeros pasos” vimos que los primeros sociólogos tenían un pensamiento conservador desarrollado a la sombra de la reacción contra la Revolución Francesa y las ideas de la ilustración, en cambio, los pioneros de la sociología norteamericana  creían en la libertad a ultranza del individuo y en una orientación evolucionista del progreso de las sociedades.

En segundo término, los primeros sociólogos  estaban bastante conformes con el sistema social imperante en la América de final del siglo XIX. La creencia más extendida entre los autores era que el sistema social funcionaba bien o que, en todo caso, cabía alguna reforma para que funcionase mejor. Preveían un futuro gobernado por la armonía y la cooperación entre las clases y, esta falta de crítica, contribuyó a la justificación de la desigualdad,  a la racionalización de la explotación y del imperialismo.

En tercer lugar se debe señalar que el contexto social en el que se desarrolló la sociología en los Estados Unidos era similar al de Europa, esto es, los cambios sociales derivados de los procesos de industrialización y urbanización. Estos cambios se aceleraron a partir de la guerra civil en la década de 1860.

La cuarta característica inicial de la sociología norteamericana es la notable influencia que ejerció el cristianismo, especialmente las religiones protestantes. En opinión de Vidich (3) y Lyman (4) citados por Ritzer (5), la preocupación protestante por salvar el mundo se manifestó en el pensamiento sociológico por el simple cambio del lenguaje religioso por el lenguaje científico. La sociología representó una respuesta moral e intelectual a los problemas de las instituciones y de las relaciones sociales norteamericanas. Esta influencia de la religión también contribuyó a que los primeros sociólogos no desafiaran la legitimidad básica de la sociedad estadounidense.

En quinto lugar cabe señalar que curiosamente el desarrollo de la sociología coincide en el tiempo con el desarrollo moderno del sistema universitario estadounidense, en cambio en Europa, el sistema universitario se había establecido antes del nacimiento de la sociología. Esto supuso que el afianzamiento de esta ciencia en las estructuras universitarias tuvo más oposición en Europa que en Estados Unidos que poseía un sistema más nuevo, fluido y menos rígido ante las novedades.
Otro factor importante, y van seis, en la fundación de la sociología norteamericana fue su alejamiento de la perspectiva histórica y su orientación científica. En lugar de realizar estudios históricos sobre períodos largos de tiempo, la sociología estadounidense se dirigió hacia los estudios científicos dirigidos a períodos cortos de tiempo.

Y ya, por último, hay que destacar la influencia en los comienzos de la sociología al otro lado del Atlántico de los autores europeos, sobre todo Spencer (6), Comte (7) y Simmel (8). La influencia de Spencer es especial, fue el autor que más influyó en los primeros sociólogos.

Influencia de Spencer
Ritzer piensa que esta influencia se debió a cuatro razones principales. Primero que nada a que escribió en inglés, eso facilitó su difusión. En segundo término Spencer ofrecía una orientación científica muy del gusto de la época. En tercer lugar, Spencer propuso a través de su voluminosa obra una teoría global, lo que permitía tratar muchas cuestiones diferentes sin cambiar de autor y, por último, la teoría de Spencer buscaba tranquilizar a una sociedad agitada por la urbanización y la industrialización lo que les venía al pelo a una generación tan conformista con el sistema social. Esta influencia se mantuvo, nada más y nada menos, que hasta la década de 1930, en que el darwinismo social (9)  de Spencer con sus ideas de “laissez faire laissez passer(10) quedaron superadas por la realidad social de la gran depresión.

Sumner y Veblen
El discípulo más destacado de Spencer fue William Graham Sumner (11), que siguió sus ideas sobre la supervivencia del más apto en el mundo social hasta el punto de oponerse a cualquier tipo de ayuda de las personas que hubieran fracasado en sus metas. Este punto de vista totalmente inmerso en el darwinismo social no era más que una legitimación del capitalismo y del status quo. Casi nadie se acuerda ya de Sumner por las mismas razones por las que Spencer perdiera su influencia.

En cambio, Thorstein Veblen (12), si ha tenido una influencia duradera gracias a que su teoría social del consumo es de mucho interés para una sociedad consumista como la nuestra.

 Veblen parte de la idea de que se produce un choque entre los que él denominaba “los negocios” y “la industria” que hoy casi podríamos traducir con la debida distancia por economía financiera y economía productiva. Por negocios Veblen entendía a los propietarios, a los dueños del capital que eran partidarios de limitar la producción de bienes para mantener los precios altos. Esto iba en contra del sistema industrial e influían negativamente en la sociedad produciendo índices altos de desempleo. En oposición a éstos, se situarían los líderes de la industria, ingenieros y técnicos en general, que comprendían el sistema  y estaban por la labor de fomentar el bienestar general.

Estrechamente relacionada con los negocios se situaba una clase ociosa que se dedicaba, con el fin de impresionar al resto de la sociedad, a consumir de forma de desaforada y derrochar improductivamente sus fortunas. Más aún, las personas de las otras clases sociales trataban de imitarles en la medida de sus posibilidades constituyendo al final una sociedad caracterizada por el derroche de tiempo y dinero. La originalidad de Veblen estriba precisamente en su visión de la importancia del consumo más que en la importancia de la producción, a diferencia de otros sociólogos de su época.

La Escuela de Chicago
Como hemos señalado antes, gracias a Albion Small, a partir de la década de 1890, la Universidad de Chicago contó con un departamento de sociología sobre la que se fue conformando una escuela que constituye un fenómeno excepcional en la joven historia de nuestra ciencia porque representó una empresa intelectual colectiva duradera, integrada y enormemente influyente en los sociólogos que llegaron después.

En sus inicios, la Escuela de Chicago tuvo, en primer lugar, una estrecha conexión con la religión, Small llegó a decir que la sociología debía ser cristiana. En segundo lugar, la sociología debía ocuparse de la reforma social mediante el uso de la aproximación científica. No olvidemos que vivían en una ciudad que manifestaba los problemas derivados de una urbanización y de una industrialización muy rápidas, lo que en principio provocaba más efectos negativos que positivos, y confiaban en la ciencia para resolver los conflictos.

El primer sociólogo importante de la Escuela de Chicago fue W.I. Thomas (13). La sociología de Thomas se caracteriza por el interés que demostró por la investigación empírica en los fenómenos sociales, en que fijó el foco sobre el enfoque microsociológico  y por la orientación psicológica en sus estudios, que se convertirían en las señas de identidad de la Escuela de Chicago y del producto teórico más famoso y consistente de esta escuela: el interaccionismo simbólico.

El único teorema que recibe tal nombre en sociología, al menos que yo sepa, es el Teorema de Thomas. Siempre me ha resultado muy interesante, de hecho, ya lo tratamos en uno de los primeros artículos que escribí para este blog: “Mary Poppins y el Teorema de Thomas”. ¿Qué nos dice el Teorema de Thomas?, el enunciado es algo así como: “Si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias”. O sea, dicho de un modo menos concreto y más explicativo, si un sector importante de una sociedad considera un determinado hecho social como real, actuaran en consecuencia como si el hecho fuera real, de manera que dicho fenómeno social – sea falso  o no - producirá las mismas consecuencias que si hubiera sido real. O sea que la creencia en algo supera a su veracidad. En aquel artículo yo hacía referencia a una parte del argumento de la película de Mary Poppins pero, seguro que a poco que penséis, podéis encontrar en la realidad actual de nuestro país aplicaciones directas del teorema.

Otro personaje importante dentro de la Escuela de Chicago fue Robert Park (14). Park se había ido a Alemania a seguir las clases de Georg Simmel de donde se trajo las ideas relacionadas con la acción y la interacción social, que influyeron de manera significativa en el desarrollo teórico del interaccionismo simbólico.

Park escribió junto a Ernest W. Burgess (15) un libro – “Introducción a la ciencia de la sociología”- que influyó durante muchos años en generaciones de estudiantes debido a su alineamiento con la ciencia y la investigación empírica en el estudio de las ciencias sociales.

El tercer autor que vamos a estudiar es Charles Horton Cooley (16). A Cooley se le recuerda principalmente, en línea con el resto de la Escuela de Chicago, por la orientación socio-psicológica de sus estudios. La idea que más se recuerda al respecto es la del self especular, un concepto que nos viene a explicar cómo la conciencia de las personas se modela mediante la continua interacción social.

Yo a Cooley le recuerdo fundamentalmente por su teoría de los grupos sociales, quizá porque fue de las primeras explicaciones sociológicas que estudié en primero de carrera. Cooley distinguía entre grupos primarios y secundarios. Los grupos primarios se distinguen por ser de tamaño pequeño, lo que posibilita relaciones cara a cara entre sus miembros, que implican conocimiento mutuo e intimidad. Estos grupos tienen conciencia grupal, distinguen entre los miembros del grupo, lo que se denomina intragrupo, es decir, “nosotros”, del resto de la humanidad, el exogrupo, “los demás”. El grupo proporciona a sus miembros gratificaciones personales y emocionales.

Este tipo de grupos cumplen funciones sociales fundamentales como la socialización de los individuos, el control social o el estímulo para el desempeño de los roles sociales de los miembros. Ejemplos típicos de estos grupos sería un matrimonio o una familia nuclear o grupo de amigos.
Los grupos secundarios, según Cooley, serían de tamaño grande, con relaciones formalizadas, impersonales, con vínculos contractuales, no permanentes y no necesariamente formadas por vínculos estrechos e íntimos. Un buen ejemplo de grupo secundario sería una empresa.

Pero el pensador más importante de la Escuela de Chicago fue George Herbert Mead. Lo curioso del caso es que Mead impartía clases de filosofía y, sin embargo, ocupa por méritos propios un lugar importante en la historia de la sociología. Por la vocación interdisciplinar de Chicago muchos estudiantes de sociología acudieron a las clases de Mead y combinaron las ideas de Mead con las que escuchaban en las clases de Park y de Thomas.

Curiosamente Mead no publicó nada al respecto sino que, al modo de Platón, estos alumnos reunieron los apuntes tomados en clase de Mead y publicaron un libro – Espíritu, persona y sociedad – que es la obra principal del interaccionismo simbólico.

Como he indicado en otros artículos, interaccionismo simbólico se centró en explicar cómo las personas van construyendo su propia identidad y definiéndose a sí mismas a través de sus interacciones con otras personas. Y aún fueron más ambiciosos, según el interaccionismo simbólico, la sociedad es el producto o resultado de las interacciones cotidianas de las personas, que van definiendo o dotando de sentido al mundo social que les rodea. Algo así como un agregado total de las visiones de todos los individuos. Como veis se trata de una explicación muy psicológica que se oponía frontalmente a las teorías sociales propuestas por los principales teóricos europeos a excepción de Georg Simmel.

La Escuela de Chicago alcanzó su apogeo en los años veinte, pero durante la década de los treinta con la muerte de Mead y la marcha de Park, el departamento de sociología entró en decadencia. Según Ritzer, la Escuela de Chicago cayó como un gran roble y su caída provocó el desplazamiento del centro de gravedad de la sociología norteamericana hacia la “Ivy League”, es decir las universidades privadas más antiguas y prestigiosas de Norteamérica, y en especial hacia la Universidad de Harvard. Y el movimiento sociológico que tomó el relevo fue el funcionalismo estructural, cuyas principales figuras iniciales Pitirim Sorokin (17) y, sobre todo, Talcott Parsons (18).

Con el nuevo funcionalismo, el objeto de estudio pasó de ser el individuo y su psicología en relación con el entorno social que le rodea – visión micro – a la sociedad en su conjunto contemplada como un sistema social – visión macro-. Según el enfoque funcionalista una sociedad puede entenderse metafóricamente como un organismo vivo que se compone de distintos órganos o estructuras cada uno de ellos con una función o funciones necesarias para que el organismo social pueda vivir. La sociedad es un sistema complejo cuyas partes “encajan” entre sí produciendo un equilibrio o estabilidad social. El funcionalismo recuperó e interpreto a su manera los textos de los autores europeos que el interaccionismo simbólico había dejado de lado como Weber, Durkheim e, incluso, Pareto.

Años después llegarían a Estados Unidos influencias de las escuelas críticas (19) que constituirían un contrapunto a la escuela funcionalista y, por otra parte, escuelas como la fenomenología (20) o la etnometodología (21) recuperarían la visión micro del interaccionismo simbólico, pero todo esto, claramente, ya no constituye el momento en que la sociología daba los primeros pasos en Estados Unidos.

Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo

Notas:
1. Albion Woodbury Small (Buckfield, 1854-Chicago, 1926) Sociólogo estadounidense. Consiguió que la sociología fuera admitida como disciplina académica. Fundó (1895) y dirigió -hasta su muerte- el American Journal of Sociology. Es autor de Introducción al estudio de la sociedad (1894, con G.E. Vincent, el primer libro de texto de sociología), Sociología general (1905).
2. La Universidad de Chicago es una universidad privada ubicada en Chicago, Illinois (Estados Unidos). Es una de las universidades más reconocidas y prestigiosas del mundo, contando con un total de 87 premios Nobel y 49 Rhodes Scholars. Diversas personalidades de renombre mundial forman o han formado parte de la universidad, en diversos campos como la química, física (Enrico Fermi), economía (Milton Friedman, George J. Stigler, Myron S. Scholes, o Gary S. Becker, entre otros), medicina, literatura, psicología y política. El actual presidente del gobierno de los Estados Unidos, Barack Obama, fue profesor y catedrático de la Universidad durante 12 años, y mantiene su residencia en el campus de la Universidad en Hyde Park.
3. Arthur Vidich fue un sociólogo y antropólogo norteamericano profesor de la Universidad de Tenesse.
4. Stanford Morris Lyman fue un sociólogo norteamericano, profesor de ciencias sociales en la Universidad de Florida, autor del libro “Sociología del absurdo” entre otros.
5. George Ritzer es profesor de sociología de la Universidad de Maryland, famoso por su tesis de la macdonaldización del mundo, ver en este mismo blog, “El mundo está Macdonaldizado”y su continuación en “….¿Quién lo desmacdonalizará?
6. Herbert Spencer (Derby, Inglaterra, 1820-Brighton, Inglaterra, 1903) fue un naturalista, filósofo, psicólogo, antropólogo y sociólogo inglés. Fue uno de los más ilustres positivistas de su país. Ingeniero civil y de formación autodidacta, se interesó tanto por la ciencia como por las letras. Ver en este mismo blog: “De cuando la sociología daba sus primeros pasos III: Reino Unido e Italia”.
7. Auguste Comte, cuyo nombre completo Isidore Marie Auguste François Xavier Comte (Montpellier, Francia, 19 de enero de 1798-París, 5 de septiembre de 1857), es considerado el creador del positivismo y de la sociología, aunque hay sociólogos que solo le atribuyen haberle puesto el nombre. Mirad "De cuando la sociología daba sus primeros pasos".
8. Georg Simmel (Berlín, 1 de marzo de 1858 – Estrasburgo, 28 de septiembre de 1918) fue un filósofo y sociólogo alemán. Simmel formó parte de la primera generación de sociólogos alemanes: su enfoque neo-kantiano sentó las bases para antipositivismo sociológico, a través de su pregunta "¿Qué es la sociedad?" en una alusión directa a la pregunta de Kant "¿Qué es la naturaleza?", y la presentación de análisis pioneros sobre la individualidad y fragmentación social. Para Simmel, la cultura se refería a "la cultivación de los individuos a través de la acción de las formas externas que han sido objetivadas en el curso de la historia". Simmel analiza los fenómenos sociales y culturales en términos de "formas" y "contenido" con una relación transitoria; desde el contenido, y viceversa, en función del contexto. En este sentido, fue un precursor del estilo estructuralista de razonamiento en las ciencias sociales. Con su trabajo en Metrópolis, Simmel se convirtió en precursor de la sociología urbana, el interaccionismo simbólico y análisis de redes sociales.
9. El darwinismo social es una teoría social  que defiende que la teoría de la evolución de Charles Darwin tiene aplicaciones sociales en instituciones humanas. Está basado en la idea de la supervivencia del más apto concebido como mecanismo de evolución social  y la creencia de que el concepto darwiniano de la selección natural puede ser usado para el manejo de la sociedad humana, insistiendo en la competición (étnica, nacional, de clase, etc.) por recursos naturales o diversos puestos sociales. En general, defiende la eugenesia como argumento para aplicar métodos de "depuración" o "mejora" de la especie humana e implica un conjunto de reformas a las leyes sociales o políticas en un plano de lucha entre individuos o grupos humanos, concebidas como una forma de progreso social y biológico.
10. La frase “laissez faire, laissez passer” es una expresión francesa que significa «dejen hacer, dejen pasar», refiriéndose a una completa libertad en la economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral y mínima intervención de los gobiernos. Fue usada por primera vez por Vincent de Gournay, fisiócrata del siglo XVIII, contra el intervencionismo del gobierno en la economía.
11. William Graham Sumner (30 de octubre de 1840 - 12 de abril de 1910) fue un académico estadounidense "que impartió la primera cátedra de sociología" en la Universidad Yale, durante muchos años tuvo la reputación de uno de sus maestros más influyentes. Fue un polímata con numerosos libros y ensayos sobre historia de Estados Unidos, historia económica, teoría política, sociología y antropología. Se le atribuye la introducción del término "etnocentrismo"
12. Thorstein Bunde Veblen, (Cato, Wisconsin, 30 de julio de 1857 – Palo Alto, San Francisco, California, 3 de agosto de 1929) fue un sociólogo y economista estadounidense. Fue fundador, junto con John R. Commons, de la escuela institucionalista (norte)americana y, más generalmente, de la corriente institucionalista en las ciencias sociales. Su fama se debe a libros como La teoría de la clase ociosa y La teoría de la empresa económica, en los que critica de forma apasionada la evolución de la sociedad y la economía de su país.
13. William I. Thomas (n. 13 de agosto de 1863, Russell County, Virginia - m. 5 de diciembre de 1947), sociólogo estadounidense. Conocido principalmente por su Teorema de Thomas clave en la sociología del conocimiento: "Si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias". Murió en 1947, es uno de los fundadores junto con George Herbert Mead del Interaccionismo simbólico.
14. Robert Ezra Park (14 de febrero de 1864 – 7 de febrero de 1944). Fue un sociólogo urbano estadounidense, y uno de los principales fundadores de la Escuela de Sociología de Chicago.
15. Ernest Watson Burguess (16 de mayo de 1886, 27 de diciembre de 1966) fue un sociólogo urbano canadiense, formado en la Universidad de Chicago y, de la que luego, sería profesor. Fue presidente de la Asociación Americana de Sociología (ASA).
16. Charles Horton Cooley (1864-1929). Nació en México Arbor, Michigan, donde pasó casi toda su vida. Fue un filósofo y sociólogo norteamericano.
17. Pitirim Sorokin (Turya, cerca de Syktyvkar, 1889- Harvard, 1968) fue un sociólogo estadounidense de origen ruso. Expulsado en 1922 de la Unión Soviética en el Barco filosófico emigró a los Estados Unidos en 1923, después de haber participado en la Revolución rusa junto con sus compañeros del Partido Social-Revolucionario. Fue diputado de la Asamblea Constituyente Rusa por Vólogda disuelta por los bolcheviques. Fue el fundador del Departamento de Sociología en la Universidad Harvard. Al igual que C. W. Mills, se opuso firmemente a las teorías de Talcott Parsons.
18. Talcott Parsons (13 de diciembre de 1902 – 8 de mayo de 1979) fue un sociólogo estadounidense. Cursó estudios en el Amherst College, el London School of Economics y la Universidad de Heidelberg (Alemania). Dio clases de sociología en la Universidad Harvard de 1927 hasta 1974 como director del Departamento de Sociología de dicha universidad (1944). Más tarde fue nombrado presidente del nuevo Departamento de Relaciones Sociales 1946 y posteriormente presidente de la American Sociological Association en 1949. Es uno de los mayores exponentes del funcionalismo estructural en Sociología. Dicha teoría social sostiene que las sociedades tienden hacia la autorregulación, así como a la interconexión de sus diversos elementos (valores, metas, funciones, etc.). La autosuficiencia de una sociedad está determinada por necesidades básicas, entre las que se incluían la preservación del orden social, el abastecimiento de bienes y servicios, la educación como socialización y la protección de la infancia.
19. Escuelas críticas en sociología. En este paradigma se agrupan las teorías sociológicas que analizan a la sociedad desde el punto de vista de la desigualdad, el conflicto y el cambio social. Se resaltan las relaciones de dominación que enfrentan a las diferentes categorías de personas y, en el ámbito internacional, a los conflictos entre distintas sociedades que compiten entre sí. Se analizan también las estrategias que emplean los dominadores para mantener su posición y de los dominados para intentar mejorar su situación.
20. La fenomenología trascendental fue fundada por Edmund Husserl en un intento de renovar la filosofía como una ciencia estricta y una empresa colectiva. La fenomenología asume la tarea de describir el sentido que el mundo tiene para las personas,1 partiendo de un método y un programa de investigaciones. La fenomenología ha sido el motor de grandes líneas del pensamiento continental, tales como la Deconstrucción, el Postestructuralismo, el pensamiento de la otredad, la Posmodernidad y el Existencialismo.
21. La etnometodología es una corriente sociológica surgida en los años sesenta a través de los trabajos de Harold Garfinkel. Aparece como una ruptura con las ideas del Estructural-funcionalismo de Talcott Parsons las cuales, según Garfinkel, consideraban al actor como un "idiota cultural" que sólo "actuaba" de acuerdo con normas que le eran impuestas. La etnometodología se basa en el supuesto de que todos los seres humanos tienen un sentido práctico con el cual adecuan las normas de acuerdo con una racionalidad práctica que utilizan en la vida cotidiana. En términos más sencillos, se trata de una perspectiva sociológica que toma en cuenta los métodos que los seres humanos utilizan en su vida diaria para sentarse, ir al trabajo, tomar decisiones, entablar una conversación con los otros.

Bibliografía:

Teoría Sociológica Moderna
George Ritzer
5ª Edición
ED. McGraw-Hill
Madrid 2001

María C. Iglesias, Julio R. Aramberri, Luis R. Zúñiga
Los Orígenes de la Teoría Sociológica
Akal editor,
Madrid 1989

Sociología Divertida

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De cuando la sociología daba sus primeros pasos IV: Estados Unidos por Juan Carlos Barajas Martínez se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

¿Por qué ya no se llenan las iglesias?

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 La Secularización

“A este país no lo reconoce ni su puñetera madre”- me dijo  mi tía Virtudes, la hermana mayor de mi madre, postrada en el que luego sería por desgracia su lecho de muerte en el hospital de Linares, allá por el año 2005. Ella había asistido al enorme cambio sufrido por la sociedad española desde el año 1975, cuando tenía cincuenta y cuatro años, en particular los cambios habidos alrededor todo lo relacionado con la religión, que en España es tanto como decir con todo lo relacionado con el catolicismo. Y ella lo decía sin amarguras a pesar de ser católica devota, a cierta distancia pero con curiosidad casi científica, como algo que era inevitable, que era el signo de los tiempos, que venía unido a todas esas modernidades que nos habían invadido a finales del siglo XX y que a ella le habían cogido demasiado mayor como para poder adaptarse y subirse al carro, aun así, creo que había algunos tabúes relacionados con las mujeres que a mi tía le hubiera gustado incumplir.

Ya lo he dejado escrito en otros artículos, “Al Este del Edén” o “Sociología en Halloween”, la atmósfera social en torno a la religión en mis días infantiles era bastante sofocante y la Iglesia omnipresente en todos los actos  de nuestra vida. En nuestras fiestas - sobre todo en aquella solemne Semana Santa de procesiones del silencio y saetas descarnadas que tan lejos están de las vacaciones playeras de ahora -, en el colegio, en la televisión y la prensa, en las relaciones con los vecinos y en el cumplimiento estricto de la misa dominical. Quien no cumplía con los requisitos estándar del buen católico, quien iba a un colegio medianamente laico – no los había completamente laicos - o no pasaba por la iglesia se convertía inmediatamente en sospechoso de ser un extravagante como mínimo, o peor, de protestante o de rojo. Así que todos íbamos todos los domingos a misa de doce y después, muy católicamente, al bar a tomar el vermut. 

Qué sorpresa nos llevamos cuando el general Franco falleció y vino la transición democrática,  y resultó que Fulanito había sido comunista de toda la vida y Menganito era un librepensador recalcitrante, si unos meses antes habían estado cantando aquello de ya están pisando nuestros pies tus umbrales Jerusalén.

A lo que ha pasado en España los sociólogos lo han llamado secularización. La secularización es el desapego de los miembros de una sociedad hacia las doctrinas oficiales de sus iglesias y una menor observancia de sus ritos y prescripciones normativas. Es el repliegue de la experiencia de la vida religiosa al ámbito de lo privado desapareciendo de casi todos los aspectos de la vida cotidiana en los que antaño la presencia de la religión era patente. Es indudable,  que ese repliegue se ha producido en España y de manera más rápida que en otros países, aunque la Iglesia Católica sigue siendo un “lobby”  de primera magnitud por su poder político y económico. Pero no hace falta más que echar un vistazo a las encuestas del CIS (1) para ver que cada vez menos personas viven la religión como la vivían nuestros abuelos. 

Lo que ha ocurrido en España desde 1975 el sociólogo británico David Martin (2) lo ha explicado de la siguiente manera: cuanto más organizada estuviera la religión de manera monopolista en un país determinado, más brusca y mayor sería la tendencia hacia la secularización y, al contrario, un escenario religioso plural se ha visto acompañado en general de una tendencia mucho más suave hacia la secularización.

¿Es el caso de España algo normal en el mundo moderno?, ¿cuál es el estado general de las religiones en el mundo?. Pues, si estudiamos el problema de manera global, no parece que la religión adolezca de mala salud, la secularización parece más un fenómeno local que global. Vamos a ver todo esto con más profundidad.

La fuerza de las religiones en el mundo actual es indiscutible, el sociólogo español Javier Elzo (3) cita tres grandes investigaciones recientes de ámbito planetario (4) sobre el vigor de la religión en el mundo que proporcionan datos muy curiosos. En primer lugar que la religión continua dominando nuestra vida cotidiana, el 65% de las personas se dicen religiosas, el 22% se definen como no religiosas y el 11% se autocalifican directamente de ateas.

Pero ya sabemos que la media aritmética es engañosa y más cuando las dimensiones son planetarias, así frente al 94% de tailandeses religiosos están los chinos con tan sólo el 9% de personas que se definen como tales. Como curiosidad, en los países cercanos a nosotros, tenemos a los italianos, los más religiosos, con un 74%, Rusia – que vive una etapa post-secular después de un régimen político oficialmente ateo – con un 70%, Portugal 60%, Estados Unidos 56%, Francia 40%, Alemania 34%, Israel 30% - lo que no deja de sorprenderme por parecerme poco en un Estado que aparece cada vez más como confesional – Reino Unido 30% y Suecia 19%. En nuestra querida España un 37% del personal se considera religioso.

Si miramos el número de los que se consideran ateos obtenemos que un 20% de los españoles se considera como tales, en Francia el 18%, en Alemania el 17%, en Suecia el también el 17%, en el Reino Unido el 13%, en Portugal 9%, en Israel 8%, en Italia el 6% y en Rusia el 5%. Qué curiosas son las diferencias entre España y Francia, por un lado, y Portugal e Italia, por otro lado, teniendo en cuenta que todos ellos son países muy próximos culturalmente.

Superan a España en número de ateos la República Checa con el 35%, Japón 31%, Hong Kong 34% y China con el 61%.

En cuanto a América Latina, lugar de origen de buena parte de los lectores de este blog, destaca el caso de Uruguay, dónde se encuentra el mayor porcentaje de adultos sin afiliación religiosa de América Latina (37%), aproximadamente el doble de las personas sin afiliación de cualquier otro país de la región. En esta clasificación de personas sin afiliación le siguen la República Dominicana y los hispanos de Estados Unidos con un 18% y Chile con el 16%.

En toda América Latina, así como entre los hispanos en Estados Unidos, la mayoría de las personas que no tienen afiliación dicen que no tienen una religión en particular, en lugar de describirse como ateos o agnósticos. Aproximadamente uno de cada diez adultos o más en Uruguay (24%), República Dominicana (18%), El Salvador (12%) y Chile (11%) dicen no tener una religión en particular. En Estados Unidos, el 15% de los hispanos entran en esta categoría.

No afiliados a nunguna religión en América Latina. Fuente PRC
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El mapamundi de la religión que se dibuja a partir de las encuestas muestra un gran fervor religioso en el mundo con la excepción de Europa y de algún país del lejano Oriente.

¿Y qué nos deparará el futuro próximo?. Es muy difícil predecir el futuro tanto en el asunto que nos ocupa de las religiones como en cualquier otro asunto. La futurología es muy difícil. Como señala Elzo, muchas de las previsiones realizadas en torno a 1980 sobre la situación religiosa en el año 2000 resultaron incorrectas. Nadie previó el fin del mundo comunista y el subsecuente renacer de la iglesia ortodoxa ni la expansión del evangelismo en América Latina.

Pero sí, gracias a las investigaciones citadas por Elzo, sabemos que existe una tendencia clara de una juventud cada vez más religiosa a escala mundial y eso nos permite presuponer que el número de personas con sentimiento religioso irá en aumento. Predicción que, a día de hoy, no es aplicable a ni a España ni a Europa. El Pew Research Center de Estados Unidos ha publicado un interesante estudio sobre la religión en 2050 que concluye que los ateos, los agnósticos y otras personas no afiliadas a ninguna religión  conformarán una participación cada vez menor de la población total del mundo (5).


Creer en Dios es esencial para la moralidad? Fuente PRC
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Teorías acerca de la secularización

Bien, hasta ahora sólo hemos constatado los hechos, pero, ¿cuál es la explicación sociológica al proceso de la secularización allá dónde se ha producido?, y, ¿por qué no se ha producido igual en todas partes?. 

En el ámbito de la sociología de la religión se ha dado hasta no hace mucho una convergencia extraña si se tiene en cuenta que es ésta una disciplina sometida a discusiones continuas entre autores y escuelas. Esta convergencia se la conoce como teoría o paradigma de la secularización que, evidentemente no hay que confundir con el proceso de secularización, que una cosa es el fenómeno y otra su explicación.

El pensamiento central de esta teoría es que a medida que las sociedades se modernizan, se hacen más seculares, dicho de otro modo, la modernidad lleva aparejada el declive de la religión. Y si las sociedades no occidentales no han alcanzado ese grado de secularización es sólo porque no se han desarrollado lo suficiente, sólo es cuestión de tiempo.

La secularización en Europa, según la opinión de los partidarios de esta teoría, sería un proceso de simplificación y racionalización religiosa que hunde sus raíces en las controversias de la iglesia medieval, se acentúa con la reforma protestante y se continua con el espíritu de la ilustración y la revolución científica del que se obtiene como resultado la pérdida de influencia de la religión en todas las manifestaciones sociales y en gran parte de las conciencias individuales.

Hay que decir que la sociología siempre ha sido una ciencia de pensamiento secularista. El sociólogo Valeriano Esteban (6) nos recuerda que el fundador de la sociología, Augusto Comte (7), pensaba que la sociología sustituiría las mistificaciones religiosas como guía moral en el nuevo mundo industrial, turbulento y desorientado surgido de la revolución industrial. Marx, Durkheim, Weber y Spencer abundaron – cada uno desde su punto de vista – en la idea de que la ciencia explicaba cada vez más el mundo que nos rodea dejando menos sitio a la explicación sobrenatural. Así que en las sociedades avanzadas la gente debía percibir los fenómenos como naturales más que como resultado de las acciones de un dios siempre vigilante. 

Según Esteban esta línea de pensamiento secularizador se ha ido transmitiendo en la disciplina generación tras generación a través de una cadena ritual, de manera que los sociólogos llegaron a sacralizar este compromiso con la teoría de la secularización y sus valores.

El paradigma de la secularización fue un marco conceptual común acerca de la relación entre la sociedad y la religión en el mundo moderno hasta los años ’80 en que empezó a ser crecientemente contestada. 

En primer lugar, se constató el hecho de la importancia creciente de la religión en la política internacional. Por un lado surgieron revoluciones políticas con líderes religiosos a la cabeza, por otro lado, la caída del Telón de Acero marcó el declive del marxismo institucional como religión secular y le vinieron a sustituir las viejas religiones tradicionales renacidas.

En segundo término, incluso en las sociedades más secularizadas, al mismo tiempo que las formas religiosas tradicionales entran en declive, la modernidad alimenta la necesidad de consumir algo trascendente lo que genera nuevos tipos de religiosidad que provocan una especie de renacimiento de lo espiritual y lo sagrado. Estos nuevos tipos se concretan en el auge del fundamentalismo (8), la aparición de nuevos movimientos religiosos (9) y de nuevas formas de religión (10).

Y, por último, se produce una curiosa retroalimentación entre la modernidad y la religión. Los nuevos movimientos religiosos usan medios tecnológicos de nuevo cuño como la radio, la televisión e internet para la difusión de sus mensajes. No deja de tener su gracia que esas tecnologías se han desarrollado a partir de un ciencia que muchos de estos apóstoles electrónicos desprecian por materialista.

Así que todos estos hechos abrieron la puerta a una serie de críticos de la teoría de la secularización cuestionando sus tres componentes principales: la contracción de las instituciones religiosas, la privatización de la práctica religiosa y el declive de las creencias individuales. Para estos críticos - Macionis (11) y Plummer (12) hablan incluso del mito de la secularización -  la teoría había sido la creación de sociólogos europeos eurocéntricos que habían utilizado, sin ninguna ambición de crítica, un esquema evolucionista consistente en un punto de partida: una sociedad tradicional homogéneamente creyente, y un punto de llegada: una sociedad moderna progresivamente liberada de la religión.

A medio camino, moviéndose entre la secularización y su crítica, nos encontramos a uno de los  sociólogos más citado en estos menesteres: Peter Berger (13). Berger afirma que, aunque la modernización ha tenido efectos secularizadores  también ha generado movimientos en contra. Quizá la secularización no sea una teoría de alcance general y sólo sea válida para un período muy determinado de la historia europea, inaplicable incluso a casos próximos a la cultura del viejo continente como son los Estados Unidos, en donde dicho de un modo simplista, puedes ser cualquier cosa menos ateo. 

Para Berger hay dos excepciones a un mundo religioso, la primera sería Europa Occidental como hemos señalado anteriormente, y la segunda consistiría en una subcultura internacional compuesta por personas influyentes secularizadas que han recibido una educación superior occidental, en particular, en humanidades y ciencias sociales. Aunque sus miembros no son muy numerosos, ocupan puestos importantes en las instituciones que producen las definiciones oficiales de la realidad como son el sistema educativo, los medios de comunicación y en la cúpula del Estado. Se trata de una elite globalizada con presencia en todo el planeta excepto en el mundo musulmán.

Otros sociólogos han ido más allá de Berger y han construido teorías rivales a la teoría de la secularización, entre la que destaca por su originalidad la teoría económica de la religión o del mercado religioso de Rodney Stark (14). Dicha teoría descansa sobre dos conceptos, la demanda religiosa – entendida como la creencia individual y la práctica de los ritos – y la oferta religiosa – los servicios que ofrecen las distintas iglesias y organizaciones religiosas con el fin de satisfacer esa demanda.

Para Stark la demanda religiosa agregada se mantiene más o menos constante en todo tiempo y lugar. Los individuos, eso sí, tienen diferentes necesidades y gustos religiosos. Por lo tanto, no puede haber una única organización religiosa que pueda satisfacer completamente todas estas necesidades. De esta manera el estado natural de la religión es siempre la pluralidad, distintas religiones que pugnan por los demandantes de bienes y servicios religiosos.

Pero sabemos, como fue el caso de España, que se dan situaciones de monopolio religioso. En estos casos, por un lado, los monopolios no tenían incentivos por conseguir más creyentes, todos oficialmente lo son, por otro lado, se pueden permitir el lujo de descuidar el rebaño sin perder su cuota de mercado. Esto explica la apatía religiosa que aparece en las encuestas y la existencia de creyentes sin sentido de pertenencia. Lo que a veces decía mi tía Virtudes, aquello de “creo en Dios pero no en los curas”.

Por otra parte, Stark defiende que la mejor garantía de vitalidad religiosa la proporcionan situaciones de sano pluralismo competitivo, como pasa en el Islam por la competencia entre las distintas corrientes, en Latinoamérica por el empuje de las religiones evangélicas que ha roto una situación previa de adormecimiento religioso por el monopolio católico y explicaría el dinamismo religioso de la sociedad norteamericana.

La teoría económica de la religión ha recibido fuertes críticas. Para empezar, yo no calificaría de sano pluralismo competitivo algunas cosas que ocurren en el mundo islámico. Se le reprocha que se pueden encontrar contraejemplos como Irlanda y Polonia que han tenido una historia monopolizada por la iglesia católica y, sin embargo, la identificación religiosa es mucho mayor que en países más diversos como el Reino Unido. Y es que esta teoría tiene poco en cuenta el componente de la identidad social heredada del individuo, ya sea por la pertenencia a una nación o a una familia, sólo se puede cambiar de religión tras pagar un alto coste personal. La teoría puede servir para explicar la compra de ciertos productos religiosos pero no para explicar transformaciones identitarias profundas. Solamente en sociedades muy secularizadas o muy plurales se puede cambiar de religión como de camisa.

Así que para salir de este embrollo, en el que ninguna de las dos teorías – de la secularización y la económica – puede reclamar la hegemonía en la sociología de la religión, quizá fuera bueno separar según los casos, reconociendo que las contingencias históricas tienen una influencia enorme y que hay que huir de tentaciones generalizadoras. Según Esteban que cita al sociólogo español José Casanova (15), hay que realizar un esfuerzo por alcanzar una visión más amplia de las relaciones entre modernidad y religión. Se puede comenzar por no desechar por completo la teoría de la secularización y reservarla para explicar el proceso histórico particular de transformación de la cristiandad europea. Sin intentar exportar este método de una manera prejuiciosa y eurocéntrica.

En esta línea se puede fijar el pensamiento del filósofo canadiense Charles Taylor (16), citado por Esteban y Elzo, que intenta explorar los caminos del secularismo contemporáneo. Para empezar, Taylor piensa que la secularización es más una situación de gran pluralidad religiosa que de declive, la desafiliación religiosa no tiene por qué significar descreimiento. 

Tampoco se muestra muy entusiasmado con la idea de la retirada de lo religioso del ámbito público, la pérdida del carácter oficial de las religiones mayoritarias no implica necesariamente que el papel público de las religiones se haya desvanecido sino que se ha transformado. Mirad si no la creciente presencia de ceremonias ecuménicas en los actos públicos.

Taylor habla del humanismo excluyente como factor que ha marcado el camino secularizador de ciertas sociedades y que es resultado de un proceso racionalizador – aquí conecta con el pensamiento de Weber (17) - de éstas sociedades. A este impulso se le ha opuesto lo que denomina contrailustración que identifica con movimientos como el posmodernismo, el relativismo y el ecologismo que cuestionan desde diferentes puntos de vista el racionalismo moderno.

Taylor aboga por un secularismo abierto que no busque relegar las expresiones religiosas al ámbito de lo privado pero que, al mismo tiempo, garantice la neutralidad del Estado vaciando a las instituciones públicas de cualquier credo por mayoritario que sea, que respete las nuevas situaciones de multiculturalismo y practique la tolerancia con todas las creencias.

Así que, al final, ¿la secularización es un fenómeno europeo o mundial?, ¿es un fenómeno derivado de la transformación del cristianismo?, ¿está causado por la modernidad y el subsiguiente desarrollo de las sociedades?, ¿se puede exportar desde Europa al resto del mundo?, ¿cómo se explica que siendo una sociedad avanzada y occidental en los Estados Unidos la religión tenga tanto vigor?, ¿el Islam acabará viéndose afectado?.  Quedan preguntas abiertas que la explicación sociológica no acaba de satisfacer plenamente pero, como hemos visto a lo largo del artículo, tampoco podemos afirmar que no tengamos respuestas, ¡qué queréis!, esto es sociología.

Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo

Notas:

1. El Centro de Investigaciones Sociológicas o CIS es un organismo autónomo español que depende del Ministerio de la Presidencia y cuyo fin es el estudio científico de la sociedad española, normalmente a través de la realización de encuestas periódicas, por propia iniciativa del Centro o por petición de otros organismos. Desde enero de 2009 el CIS difunde gratuitamente, a través de su página web, todos los ficheros de microdatos de las encuestas realizadas por el Centro, junto con la información necesaria para su utilización secundaria por parte de analistas e investigadores. Además de su actividad de realización y archivo de encuestas (a las que se suman algunas investigaciones cualitativas) el CIS edita una revista de investigación, la Revista Española de Investigaciones Sociológicas (Reis) y diversas colecciones de libros especializados en distintas materias de las ciencias sociales. Asimismo, el CIS organiza anualmente un Curso de posgrado de formación de especialistas en investigación social aplicada y análisis de datos y mantiene abiertos diversos programas de fomento de la investigación social.
2. David Martin, nacido en 1929 en Hetforshire, es un sociólogo británico especialista en sociología de la religión que fue profesor de las universidades de Lancaster, Liverpool y del Kings College de Londres
3. Francisco Javier Elzo es Catedrático Emérito de Sociología de la Universidad de Deusto e investigador social, nació en Beasáin (Guipúzcoa) el 3 de febrero de 1942.
4. Las encuestas a las que hace referencia Elzo son el informe del Pew Research Center, de la Federación Internacional de Universidades Católicas y la de la empresa WIN/Gallup International
5. Pew Research Center, institución de investigación en Washington, tiene un estudio muy interesante sobre la religión en América Latina y sobre la proyección del futuro  de la religión en 2050. Los he puesto en la bibliografía.
6. Valeriano Esteban es profesor de sociología en la Universidad de La Laguna, Tenerife, Canarias
7. Auguste Comte, cuyo nombre completo Isidore Marie Auguste François Xavier Comte (Montpellier, Francia, 19 de enero de 1798-París, 5 de septiembre de 1857), es considerado el creador del positivismo y de la sociología, aunque hay sociólogos que solo le atribuyen haberle puesto el nombre
8. El politólogo Thomas Meyer dio una definición de fundamentalismo después de estudiar un fenómeno muy parecido en diversos ámbitos religiosos. Para él, el fundamentalismo es un movimiento de exclusión arbitrario, una tendencia opuesta al proceso de apertura general del pensamiento, una tendencia enemiga a las formas de vida sociales y, por ende particulares, que caracterizan la modernidad. Y a cambio ofrece, un sostén firme, un auxilio permanente y una orientación incuestionable. He tratado el tema del fundamentalismo en el artículo “Al Este del Edén” en este mismo blog.
9. Por nuevos movimientos religiosos entiendo aquellas organizaciones religiosas, muchas de ellas sectarias, que han surgido al mismo tiempo que la afiliación a las religiones tradicionales ha bajado. Roy Wallis ha dado una tipología de este tipo de organizaciones como los grupos que ratifican el mundo ( de orientación individualista y que pretenden la liberación de todo el potencial humano, por ejemplo, la iglesia de la Cienciología), grupos que rechazan el mundo ( sin grupos sectarios que tienden a imitar a las iglesias tradicionales y que exigen del converso una dedicación total y un abandono del mundo material, por ejemplo la iglesia de Moon o Hare Krishna) y, por último, grupos que se adaptan al mundo (muy formales, procuran reestablecer la fe tradicional, por ejemplo los neopentecostales).
10. Por nuevas formas de religión me refiero a formas religiosas que han surgido en los últimos años como la casirreligión o la religión civil que expliqué con detalle en el artículo “Sociología de la Religión. Conceptos Básicos” de este mismo blog.
11. John Macionis es profesor de sociología en el Kenyon College en Ohio, EEUU. 
12. Ken Plummer es profesor de sociología en la Universidad de Essex, Reino Unido 
13. Peter Ludwig Berger (Viena 17 de marzo de 1929) es un teólogo luterano y sociólogo estadounidense. Ha sido Director, ahora investigador senior, del Instituto de Cultura, Religión y Asuntos Mundiales de la Universidad de Boston. Es muy conocido, sobre todo, por su obra La construcción social de la realidad: un tratado en la sociología del conocimiento (New York, 1966) que escribió junto a Thomas Luckmann.
14. Rodney Stark (Jamestown, Dakota del Norte, 1934) es un sociólogo estadounidense, profesor de Sociología y de Estudios Comparados sobre la Religión en la Universidad de Baylor. Ha publicado 30 libros y más de 140 artículos académicos sobre temas tan diversos como los prejuicios, la delincuencia, el suicidio, y la vida urbana en la antigua Roma. Sin embargo, la mayor parte de su trabajo ha sido sobre la religión. Fue presidente de la Society for the Scientific Study of Religion (Sociedad para el Estudio Científico de la Religión) y de la Association for the Sociology of Religion (Asociación para la Sociología de la Religión).
15. José Casanova es uno de los autores actuales más importantes de la actualidad en sociología de la religión. Es sociólogo y teólogo. Es profesor del departamento de sociología de la Universidad de Georgetown y directivo del Berkley Center's Program on Globalization, Religion and the Secular.
16. Charles Margrave Taylor (Montreal, 1931) es un filósofo canadiense, conocido fundamentalmente por sus investigaciones sobre la Modernidad, el Secularismo y la Ética, entre otras contribuciones referidas a la Filosofía política, la Hermenéutica, la Filosofía de las ciencias sociales y la historia del pensamiento.
17. Weber propuso una teoría sobre lo que él denominó proceso de racionalización. Este proceso consistiría en la evolución a lo largo de la historia de las estructuras sociales hacia formas más racionales. Esta evolución, que afectó a todas las áreas de la vida social desde la religión hasta la música, se habría manifestado sobre todo en el mundo occidental, que donde se habrían dado las condiciones ideales para su desarrollo. A este concepto nos hemos referido varias veces en este artículo. 

Bibliografía:

Sociología
John J. Macionis y Ken Plummer
Paerson-Prentice Hall
Madrid 2005

La secularización en entredicho
Valeriano Esteban
Páginas 299-310
El fenómeno religioso, presencia de la religión y de la religiosidad en las sociedades avanzadas
Centro de Estudios Andaluces 
Sevilla 2008

El futuro de la religión y la excepción europea
Javier Elzo
ssociologos.com julio 2015

Losing our religion? Two thirds of people still claim to be religious

Religion in Latin America
Pew Research Center
Washington (EEUU) 2015

The Future of World Religions: Population Growth Projections, 2010-2050
Pew Reserch Center
Washington (EEUU) 2015

Sociología en Halloween
Juan Carlos Barajas Martínez

Al Este del Edén
Juan Carlos Barajas Martínez

Dedicatoria:
A mi tía Virtudes, llamada realmente Ana María Martínez Torres (1922-2005), andaluza de Jaén, trabajadora hasta la extenuación, valiente y tremenda, que intentó ser una segunda madre para mí. Si no lo consiguió probablemente fue por mi culpa.





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