La Agitada Vida Social de la Metáfora





Introducción
En toda narrativa – novela, teatro o cine – hay obras maestras, buenas, regulares y malas. Y por ello, no es sensato tener prejuicios ante un género concreto y pensar que, porque una novela o película sea de ciencia ficción, ya es “per se” un bodrio. Lo digo porque voy a empezar hablando de Star Trek y esta saga tiene abundantes enemigos, a éstos les ruego que tengan paciencia y no dejen de leer el artículo por esta razón. Prometo que la referencia va a durar unos pocos párrafos.

En el episodio dos de la quinta temporada de “Star Trek, La Nueva Generación(1), titulado “Darmok”, nos encontramos con un magnífico guion que estuvo encima de la mesa de los productores de la serie durante más de dos años. Era tal la originalidad del argumento que realmente no sabían qué acogida podría tener entre los incondicionales y qué índice de audiencia podría obtener entre el público en general. Hubo discusiones agrias hasta que uno de los productores, enamorado de la historia, asignó el argumento al guionista Joe Menosky (2), para que le diera forma definitiva. Menosky redujo el número de personajes, le dotó de unos niveles emocionales altos – uno de los protagonistas fallece persiguiendo el sueño de la comunicación – y, sobre todo, hizo que los alienígenas formaran una sociedad que se expresaba en un lenguaje cargado de metáforas.

Los “tamarianos”, que es el nombre de esta sociedad alienígena, son incapaces de abstraer las ideas y acuñar palabras para definirlas, han desarrollado un lenguaje que les obliga a usar constantemente fábulas, leyendas mitológicas y referencias a héroes para expresarse, incluso en las situaciones más normales de la vida. Así que en su lengua utilizan un vocabulario básico y un sinfín de analogías y metáforas. El resultado es que no pueden comunicarse con el resto de seres de la galaxia, a pesar de que ha habido muchos primeros contactos. Nadie les entiende nada. Por ejemplo, para indicar los deseos de amistad entre civilizaciones acuden a la relación entre dos héroes míticos de su cultura que eran muy amigos; claro, se trata de una metáfora que sólo entienden ellos.

¿Somos muy distintos de los tamarianos?, ¿hasta qué punto usamos las metáforas para comunicarnos?, y por último, ¿utilizamos las metáforas en una serie de ámbitos concretos, o bien, las metáforas inundan todos los aspectos de la vida?.

Bien, contestar a estas preguntas nos va a llevar a sorpresas mayúsculas, os prometo un viaje muy interesante. Para ello debemos de equiparnos con la herramienta esencial del sociólogo: la mirada sociológica, que nos hace ver más allá de la apariencia y descubrir instituciones sociales en lugares insospechados, invisibles a los ojos de los no iniciados.

Análisis socio-metafórico de Lizcano
Yo siempre había sido, como la mayoría de las personas, completamente ajeno al hecho de que uso metáforas continuamente hasta que me topé, en la asignatura de Sociología del Conocimiento, con los escritos del Profesor Emmanuel Lizcano (3), en los que voy a basar la mayor parte de este artículo.

Para Lizcano todo discurso está poblado de metáforas, aunque la mayoría de ellas pasen desapercibidas tanto para quien las dice como para quien las oye y, no sólo eso, nos regodeamos en las metáforas pues, además de invadir los discursos, los organizan, les dotan de lógica y estructuran sus contenidos.

De esta forma, si el científico social analiza las metáforas, puede escarbar la superficie del discurso para acceder a lo no evidente, a sus presupuestos culturales e ideológicos, a las estrategias persuasivas, a las contradicciones, a los intereses en juego, es decir, puede hacer sociología en base al estudio sistemático de las metáforas. Es lo que Lizcano llama análisis socio-metafórico.

Lizcano podría haber utilizado esta herramienta para diseccionar cualquier hecho social, sin embargo, aplica este tipo de análisis a los textos y conceptos científicos que son, a priori, los que presentan más resistencia al estudio sociológico. Observa los conceptos científicos, no como entidades autónomas con un desarrollo propio basado en la lógica y el método científico, sino como movimientos sociales que cumplen el ciclo de vida de una metáfora. La verdad es que es un punto de vista bastante original.

El método socio-metafórico se basa en dos hipótesis, por un lado, que todos los conceptos científicos son metafóricos, y lo son en varios sentidos: nacen como metáforas, como tales son rebatidos y defendidos y como metáforas se reelaboran y refinan para resultar coherentes, como metáforas circulan de unas disciplinas a otras y, al final, como metáforas sufren el olvido cuando el uso continuado de la misma la convierte en un concepto puro sin rastro de la metáfora que le dio vida.

Por otro lado, toda metáfora es social. Depende de la cultura y del momento histórico de la sociedad en la que nace. “Salió como un toro del toril”, es una analogía que sólo es comprensible para alguien que conozca la cultura hispánica (dimensión cultural) y, puede que un joven español, poco aficionado a los toros, tenga dificultades para comprenderla (momento histórico caracterizado por la disminución de la afición taurina).

La unión de las dos hipótesis – los conceptos científicos son metáforas sociales -  es para Lizcano la idea central de su método.

Esta idea de que detrás de cada concepto científico late una metáfora ha estado presente en diversos autores. Podríamos destacar a Friedich Nietzsche (4) y a Michel Foucault (5).

Para Nietzsche la fuente original del lenguaje y del conocimiento no está en la lógica sino en la imaginación que es capaz de crear metáforas, analogías y modelos. En definitiva, el conocimiento es una hueste en movimiento de metáforas, antropomorfismos y relaciones humanas que han sido extrapoladas y embellecidas y que el tiempo convierte en canónicas, firmes y vinculantes. Éstas se convierten en “la verdad”, que no es otra cosa que una mentira colectiva tributaria del olvido y la inconsciencia, que hay que mantener gregariamente - por razones de utilidad social - como una cláusula de una especie de contrato social al estilo de Rousseau (6) .  En definitiva, los conceptos para Nietzsche son el residuo de una metáfora.

En los textos de Foucault las metáforas operan como artefactos del pensamiento y de la reflexión, que pueden ser usados para someter a escrutinio asuntos vitales de la vida social como puede ser el ejercicio del poder. Así, por ejemplo, en “Vigilar y Castigar”, nos enseña que se puede comprender una sociedad, un sistema educativo, un proceso industrial en términos de una cárcel. Se suele denominar esta figura,  la metáfora del panóptico (7), en referencia al dispositivo arquitectónico que permite ver todas las alas de una cárcel.

Pero, en definitiva, ¿qué es una metáfora?
Hemos estado trabajando hasta ahora con la idea que cada uno tenemos sobre lo que es una metáfora pero, quizás a estas alturas de la discusión debamos ponernos de acuerdo en qué consiste. Para este menester Lizcano propone comenzar con la definición tradicional que dio Aristóteles (8) en su “Poética” y en su “Retórica”.

Para el estagirita la metáfora se forma como fusión de una analogía. Dadas dos ideas, B  y D , y establecida una semejanza entre ellas (B es semejante a D) , se dice que A/B=C/D  es una analogía cuando A  es una parte de B  y C es una parte de D . Vamos a verlo más claro con un ejemplo del propio Aristóteles. 

Tomamos dos ámbitos diferentes: la vida de una persona (B) y la duración del día (D) . Podemos hacer una semejanza con ambos términos: “la vida es como un día”. A partir de la semejanza podemos establecer una analogía: vejez/vida=tarde/día, expresado en lenguaje natural, “la vejez es a la vida como la tarde es al día”. 

Pues bien, el bueno de Aristóteles extrae de aquí tres tipos de metáforas:
  1. A de D: “La vejez del día”, de aquí surgen más metáforas equivalentes como “envejecía el día”.
  2. C de B: “la tarde de la vida”, de aquí surge el típico “el ocaso de la vida”.
  3. A es C: “la vejez es un atardecer”

 
La metáfora está sometida a una doble tensión, a saber, el relativismo cultural y el relativismo temporal. No todas las culturas estructuran su visión del mundo de la misma manera, lo que es análogo para unos no tiene por qué serlo para otros, acordaos de los tamarianos de Star Trek, incluso, no tiene por qué estar clara esta diferencia, para nosotros tan evidente, entre significado literal y significado figurado. A esta característica cultural asociada a la sociedad en la que surge la metáfora hay que añadir el momento histórico en el que la metáfora nace.

La metáfora tiene un sujeto, “la vejez”, y un término, “el día”.  Y funciona como un “transmisor de significado”, traslada al término el saber adquirido sobre el sujeto. De hecho ese es su origen etimológico, metafóra viene de meta – más allá- y de phorein – pasar, llevar -. El significado de acercarse al final de la vida que tiene la vejez se traslada a la idea de la duración del día, y el receptor del mensaje dice “ ¡ah caramba!, está hablando del anochecer”.

El sentido de la transmisión del significado es siempre del sujeto al término, por lo tanto, la metáfora es asimétrica, no es lo mismo “la vejez del día” que “el día de la vejez”. Esto no pasa con las analogías que son perfectamente simétricas.

Por último, como señala el antropólogo Sperber (9),  la metáfora es una herramienta idónea para la construcción de nuevos significados. En un entorno en el que se produce un problema nuevo o una situación que no se ha experimentado anteriormente,  para los que no hay conceptos elaborados y el repertorio de la lengua no tiene términos adecuados, la creación de una metáfora proporciona una manera de expresar un significado que los miembros de la sociedad comprenden fácilmente, por la traslación de un significado conocido a una situación desconocida.

La vida de una metáfora
Supongamos que un científico da con un hallazgo completamente nuevo para el que no existe en nuestra lengua un término que lo identifique. Imaginemos al matemático griego clásico que descubre la operación aritmética de la resta.

Nuestro científico tiene que difundir sus ideas a sus compañeros, divulgarlas al público en general menos ducho en estas cuestiones, esto pasa sobre todo hoy en día que la ciencia necesita de tanta publicidad para sobrevivir.  ¿Qué hacer entonces?, ¿a qué acudir para hacer las explicaciones claras, fáciles de entender?.

El científico acudiría a referencias culturales de su sociedad en el momento histórico en el que está viviendo. Referencias culturales de mucha difusión que cualquier contemporáneo pueda entender. Así el matemático de la Grecia clásica para divulgar el concepto de la resta  acudió a un término muy popular en su época “aphaireò” que significa sustraer, sacar, arrancar, privar. Estas palabras indican la existencia de cierta sustancia de la que se sustrae una parte. La idea subyacente es que cuando se resta un número de otro es como si se extrajera del primer número – el minuendo, el que disminuye -  materia en la cantidad representada por el segundo – el sustraendo -, de manera que al final quedará un resto o residuo. Así que el matemático griego está pensado en el escultor que extrae fragmentos de un bloque de piedra para conseguir ese resto que será la escultura.

Con la metáfora del trabajo del escultor para ilustrar el concepto de la resta la gente entendió perfectamente en qué consistía la operación de la sustracción. Y empezó a usarla. Los romanos invadieron a los griegos y siguieron sustrayendo, en el imperio bizantino siguieron sustrayendo, los hombres de la edad media siguieron sustrayendo de la misma manera que los griegos. Y así hasta nuestros días.

Con el tiempo se olvidó la metáfora que estaba en el origen. En nuestros colegios, cuando se explica la resta. Nadie piensa en la metáfora original, se ha olvidado, se ha convertido en un concepto puro, que empieza y termina en sí mismo. 


Fuente: El autor. 


Es decir el concepto pasa por una fase de construcción de una metáfora que lo engloba que se basa en la cultura local y el momento histórico de que se trate, se difunde y se institucionaliza, le sigue una fase de olvido y de incorporación al acervo cultural, en el que adquiere sentido por sí misma.

Como dice Lizcano, en el momento en que se identifica la sustracción con la extracción de un material, la lógica propia del esculpir pasa a gobernar a la lógica interna de la matemática.

Y esto tiene unas curiosas consecuencias. Es evidente que el escultor nunca podrá extraer tanto material como el que contiene el bloque de mármol sobre el que trabaja, pues entonces nunca llegaría haber una estatua, de la misma manera – en este contexto cultural e histórico - nunca se podrá extraer de una magnitud otra tan grande como ella. Tan carente de sentido sería que el escultor esculpiera toda la piedra hasta quedarse sin estatua como la del matemático que restara cuatro de cuatro o mil de mil hasta quedarse sin ninguna magnitud. La cultura griega no podía entender nada parecido a lo que hoy llamamos cero. Tampoco los  número negativos, ¿puede haber materia negativa?.

En cambio en la cultura china durante la dinastía Han (10), que estaba en su apogeo más o menos por el mismo tiempo que la cultura griega clásica, el problema de la resta encontró otra forma de expresarse mucho más dialéctica, con consecuencias muy diferentes de las que sucedieron en el mundo occidental. El sujeto de la metáfora que encontraron los matemáticos chinos no fue la sustracción sino el de la “destrucción mutua” entre dos entidades que se oponen entre sí. En la antigua China dos números se restan como si esos dos números fueran dos contrarios que se enfrentan entre sí. Como dos ejércitos enemigos – la terminología de los matemáticos chinos estaba compuesta de términos bélicos -  que pueden vencer o perder o aniquilarse. Aquí la idea de cero tiene sentido e incluso la de los números negativos, los mismos números que el enciclopedista D’Alembert (11) seguiría manteniendo como absurdos víctima de un condicionamiento social que duraría más de veinte siglos. Algo que – como indica Lizcano - no suelen decir los tratados de historia de las matemáticas que ignoran por completo  esas condiciones sociales determinantes para ofrecer a cambio las reconstrucciones habituales basadas en un proceso impulsado por la racionalidad lógica.

La mayoría de los conceptos científicos se nos presentan no como resultado del ciclo de vida de las metáforas que hemos descrito en párrafos anteriores sino como hechos. Como términos propios y no como términos de una metáfora original construida socialmente, como cajas negras en cuyo contenido no se indaga. Los conceptos científicos, sentencia Lizcano, para que funcionen sin problemas dentro de cierto paradigma, exigen ser tratados como cajas negras cuya constitución interna debe ignorar el científico si no quiere empantanarse permanentemente.

Otros ejemplos de metáforas sorprendentes
Lizcano propone otros ejemplos de conceptos cuya relación con la metáfora original resulta sorprendente. De una raíz se puede afirmar que sea profunda o comestible,  su forma es como las de las ramas del árbol, invertida y sumergida en la tierra pero, en ningún caso, se puede afirmar que sea cuadrada. ¿Cómo acabó la operación llamándose raíz cuadrada?.

Pues tiene que ver con que el descubrimiento de esta operación algebraica fue realizado por una civilización agraria. Para las personas que vivían en la antigua Grecia, en el Medievo y en el Renacimiento, arraigados a la tierra, era natural percibir un cuadrado como algo asociado al suelo, del cual se extraen los alimentos vegetales. Para estas gentes la expresión “raíz del cuadrado” tenía un sentido casi literal que se hizo más metafórico cuando, a partir de la edad contemporánea, la gente empezó a irse del campo a la ciudad.

La analogía que subyace en esta metáfora es Raíz/Planta=Lado/Cuadrado, dicho de otra manera, la relación de un lado con su cuadrado es como la relación de una raíz con su planta, no olvidemos que el lado multiplicado por sí mismo nos da el área del cuadrado. De esta analogía se sigue la metáfora “raíz del cuadrado”, en la que raíz es el sujeto y el cuadrado es el término. Pero hoy en día tenemos completamente olvidado este origen metafórico, calculamos la raíz cuadrada de 9   y nos da 3 y no nos planteamos nada más, a otra cosa mariposa, aun cuando seguimos hablando de extraer la raíz cuadrada de 9.

En tiempos de Newton (12) se puso de moda hablar de “mecánica celeste”. El funcionamiento asombrosamente rítmico del movimiento de los planetas, de las relaciones gravitacionales entre éstos, en una sociedad en el que las máquinas empiezan a adquirir un papel relevante hizo surgir está metáfora, llevando al cielo las características de este tipo de ingenios. 

Me acuerdo de que cuando yo era un joven estudiante en la Universidad Politécnica (13) entendía perfectamente por qué el arte de los mecánicos de automóvil se llamaba mecánica, pero no entendía que la parte de la física que estudiaba el movimiento y las fuerzas que lo provocan se llamara mecánica si no había relación directa con las máquinas.

Hoy en día hemos olvidado esa analogía entre la máquina y el cosmos y para nosotros es un concepto puro y neutro, que se explica en sí mismo.
 
Y en las ciencias sociales, ¿usamos las metáforas?. Pues sí. Hablamos de “parámetros sociales”, de “coordenadas políticas”, de “hombre medio”, de “segmento social”, de “niveles de desarrollo”, de “despejar la incógnita” de si Rajoy se presentará a las elecciones (yo espero que esta última variable adquiera al despejarla el valor cero). 

Como hemos comentado en otros artículos de Sociología Divertida, el funcionalismo, una de las principales escuelas sociológicas, entendía metafóricamente a la sociedad como un organismo vivo, que se compone de distintos “órganos o estructuras sociales”, cada uno de ellos con una “función o funciones sociales” necesarias para que el “organismo social” pueda “vivir”. La sociedad es un sistema complejo cuyas partes u “órganos” “encajan” entre sí produciendo un equilibrio o estabilidad social. Toda la jerga funcionalista está plagada de metáforas.

Metáforas vivas, muertas y zombis
Si hablamos – metafóricamente - de la vida de las metáforas, tendremos que admitir de la misma manera, que podemos hablar de metáforas vivas y muertas. Las primeras serían las que están en la fase de construcción y difusión, cuando la ficción de la metáfora está vigente con respecto a las normas culturales del momento. Ante una metáfora viva el receptor de la misma es consciente de que está ante una metáfora.

Cuando la metáfora muere, el oyente ya no percibe el sentido de la misma, se trata de un concepto nuevo que se agota en sí mismo, que no representa ningún doble sentido.

¿Pero qué hay de las metáforas zombis?. Lizcano piensa que el olvido de la ficción original de la metáfora que se produce con su muerte simbólica no le quita fuerza metafórica, más al contrario, la refuerza. Pues al mantenerla inconsciente queda en segundo plano, impidiendo su control e imponiendo al discurso una lógica ajena. Volviendo al ejemplo de la sustracción, la tardanza en el uso del cero y de los números negativos en el mundo occidental, sería el resultado de la persecución de la metáfora original en estado zombi transmitiendo su significado más allá de su muerte. Por tanto, para Lizcano, más que muertas las metáforas son zombis, olvidadas pero influyentes.

La metáfora como institución social
Podemos entonces pensar en las metáforas como instituciones sociales. Recordemos que una institución social en sociología no es un organismo que desempeña una función de interés público, especialmente de tipo benéfico o docente - como la Cruz Roja o la Real Academia - , o bien, las organizaciones fundamentales que forman parte de un Estado - como el parlamento o el Tribunal de Cuentas -.

Una institución social es antes que nada una práctica que ha conseguido un grado amplio de aceptación social. En el sentido de que las acciones que se ajustan a esta pauta social no parecen visibles o destacables, siendo por el contrario muy visibles o extravagantes, aquellas otras que parecen alejarse de esas pautas o transgredirlas. Cuando una determinada práctica social adquiere esa aceptación generalizada se dice que tal práctica se ha institucionalizado.

Si pensamos en las metáforas como instituciones sociales – y podemos hacerlo pues son pautas sociales ampliamente aceptadas - las metáforas vivas pondrían de manifiesto la actividad social instituyente mientras que las metáforas muertas determinarían lo instituido en el proceso de institucionalización.

Si quedara todavía alguna duda de carácter social de la metáfora – a pesar de que la primera formulación de la misma sea necesariamente individual – podemos asegurar, en primer lugar, que el consenso acerca del sentido de la metáfora afecta a una comunidad amplia, desde una nación hasta una comunidad profesional o científica.

En segundo término, que de entre todas las posibles analogías sólo unas pocas cristalizan en una metáfora. Son factores culturales los que realizan este proceso de selección.

Y, por último, su internalización por los individuos fijará ciertas creencias y modos de conducta, imprimiendo un cierto carácter coercitivo al concepto final puro que aparece al olvidar la metáfora.

Por eso, la metáfora es un buen indicador del contexto sociocultural y el método propuesto por Lizcano – el análisis socio-metafórico – es una propuesta tan interesante.

Bueno y, todo esto,  ¿es malo o bueno?

Las metáforas no han sido bien recibidas por muchos filósofos, científicos y profesores. Ya hemos visto que Nietzsche hacía una crítica precoz de estas posturas. Decía que por razones de utilidad social se mantenía una mentira que consistía en creer que el conocimiento estaba basado en la lógica, cuando no era sino un conjunto de metáforas olvidadas e inconscientes convertidas en canónicas, firmes y vinculantes. La verdad oficial tenía su raíz en la inconsciencia y el olvido, lo que situaba al hombre más allá de la verdad y de la mentira, en una posición extramoral.

Durante el siglo XX los filósofos lógico-positivistas rechazaron el uso de las metáforas por suponer que pertenecen al lenguaje emotivo, que no indican nada sobre la realidad y que más bien lo hacen sobre el estado psicológico del que habla. Los docentes aprendieron esta postura por lo que la importancia de la herencia del pensamiento del Círculo de Viena (14), sigue presente con fuerza en nuestra sociedad. Para la mayoría de la gente, la metáfora es un recurso de la imaginación poética y de los ademanes retóricos. Por esta razón, muchos piensan que puede arreglárselas perfectamente sin metáforas.

Sin embargo, como hemos visto, nos parecemos mucho a los tamarianos de Star Trek, nuestra vida está llena de metáforas, impregnan la vida cotidiana, no solamente el lenguaje, sino también el pensamiento y la acción.  Somos así, por suerte o por desgracia.

Así que para mí, esto no tiene nada de malo, por muy extramoral que pudiera ser o por el mero hecho de pertenecer al lenguaje emotivo sin asomo de lógica. Y, por cierto, esto último lo dice alguien que se considera un enamorado de la lógica.

Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo

Notas:
1.     
  1. Star Trek: La nueva generación o Viaje a las estrellas: La nueva generación en Uruguay (Star Trek: The Next Generation) (algunas veces abreviada ST:TNG o TNG) es una serie de ciencia ficción estadounidense dentro del universo de Star Trek. Situada en el siglo XXIV, un siglo después de Star Trek: la serie original, el programa cuenta con una nueva tripulación y una nueva nave Enterprise. Su estreno fue el 28 de septiembre de 1987 (21 años después de la serie original), contando con más de 27 millones de televidentes el episodio piloto "Encuentro en Farpoint". Con un total de 178 episodios (el mayor número de episodios que haya tenido alguna serie de Star Trek) y siete temporadas, llegó a su fin el 23 de mayo de 1994, con el episodio "Todas las cosas buenas". La serie fue emitida desde el primer momento en sindicación, con días y horarios que diferían según la estación de televisión emisora. El programa obtuvo un considerable número de seguidores durante su transmisión, y como su predecesora, permaneció popular en las reediciones. Fue la primera de varias series (las que la siguieron fueron Star Trek: Espacio profundo nueve, Star Trek: Voyager, y Star Trek: Enterprise) que mantuvieron episodios de Star Trek al aire en forma ininterrumpida hasta 2005. La nueva generación ganó 18 Premios Emmy, y en su séptima temporada se convirtió en la primera serie en sindicación en ser nominada al Emmy como Mejor Serie Dramática. Fue nominada para tres Premios Hugo, ganando dos, convirtiéndose en la primera serie de televisión desde Star Trek: La serie original en recibir ese reconocimiento. Esta serie también sirvió de base para la realización de cuatro películas: Star Trek VII: La próxima generación (1994), Star Trek: primer contacto (1996), Star Trek: insurrección (1998) y Star Trek: némesis (2002).
  2. Joe Menosky es un guionista de televisión que destacó por sus guiones en las distintas series de Star Trek a partir de “La Nueva Generación”.
  3. Emmánuel Lizcano Fernández es licenciado en Matemáticas (en la especialidad de matemáticas puras), doctor en Filosofía y profesor titular de Sociología del Conocimiento en la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Su trayectoria comprende trabajos de investigación y publicaciones centrados  en las relaciones entre el imaginario moderno y el tradicional, en particular, en los vínculos y conflictos entre saberes y prácticas locales, tradicionales, y el conocimiento científico o experto, sobre las relaciones entre las matemáticas académicas y las muy variadas formas de matemáticas indígenas o etnomatemática.
  4. Friedrich Wilhelm Nietzsche (Röcken, 15 de octubre de 1844-Weimar, 25 de agosto de 1900) fue un filósofo, poeta, músico y filólogo alemán, considerado uno de los pensadores contemporáneos más influyentes del siglo XIX. Realizó una crítica exhaustiva de la cultura, la religión y la filosofía occidental, mediante la genealogía de los conceptos que las integran, basada en el análisis de las actitudes morales (positivas y negativas) hacia la vida. Este trabajo afectó profundamente a generaciones posteriores de teólogos, antropólogos, filósofos, sociólogos, psicólogos, politólogos, historiadores, poetas, novelistas y dramaturgos. Meditó sobre las consecuencias del triunfo del secularismo de la Ilustración, expresada en su observación «Dios ha muerto», de una manera que determinó la agenda de muchos de los intelectuales más célebres después de su muerte. Si bien hay quienes sostienen que la característica definitoria de Nietzsche no es tanto la temática que trataba sino el estilo y la sutileza con que lo hacía, fue un autor que introdujo, como ningún otro, una cosmovisión que ha reorganizado el pensamiento del siglo XX, en autores tales como Martin Heidegger, Michel Foucault, Jacques Derrida, Gilles Deleuze, Georges Bataille, Gianni Vattimo o Michel Onfray, entre otros. Nietzsche recibió amplio reconocimiento durante la segunda mitad del siglo XX como una figura significativa en la filosofía moderna. Su influencia fue particularmente notoria en los filósofos existencialistas, críticos, fenomenológicos, postestructuralistas y posmodernos, y en la sociología de Max Weber. Es considerado uno de los tres «maestros de la sospecha» (según la conocida expresión de Paul Ricoeur), junto a Karl Marx y Sigmund Freud
  5. Michel Foucault, nacido como Paul-Michel Foucault (Poitiers, Francia, 15 de octubre de 1926-París, 25 de junio de 1984) fue un historiador de las ideas, psicólogo, teórico social y filósofo francés. Fue profesor en varias universidades francesas y estadounidenses y catedrático de Historia de los sistemas de pensamiento en el Collège de France (1970-1984), en reemplazo de la cátedra de Historia del pensamiento filosófico, que ocupó hasta su muerte Jean Hyppolite. Su trabajo ha influido en importantes personalidades de las ciencias sociales y las humanidades. Foucault es conocido principalmente por sus estudios críticos de las instituciones sociales, en especial la psiquiatría, la medicina, las ciencias humanas, el sistema de prisiones, así como por su trabajo sobre la historia de la sexualidad humana.
  6. Jean-Jacques Rousseau (Ginebra, 28 de junio de 1712-Ermenonville, 2 de julio de 1778) fue un polímata suizo francófono. Fue a la vez escritor, pedagogo, filósofo, músico, botánico y naturalista, y aunque definido como un ilustrado, presentó profundas contradicciones que lo separaron de los principales representantes de la Ilustración, ganándose por ejemplo la feroz inquina de Voltaire y siendo considerado uno de los primeros escritores del prerromanticismo. Sus ideas imprimieron un giro copernicano a la pedagogía centrándola en la evolución natural del niño y en materias directas y prácticas, y sus ideas políticas influyeron en gran medida en la Revolución francesa y en el desarrollo de las teorías republicanas, aunque también se le considera uno de los precursores del totalitarismo; incorporó a la filosofía política conceptos incipientes como el de voluntad general (que Kant transformaría en su imperativo categórico) y alienación. Su herencia de pensador radical y revolucionario está probablemente mejor expresada en sus dos frases más célebres, una contenida en El contrato social, «El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado», la otra, presente en su Emilio, o De la educación, «El hombre es bueno por naturaleza».
  7. Foucault compara la sociedad moderna con el diseño de prisiones llamadas panópticos de Bentham (nunca construidas pero tomadas en cuenta): allí, un solo guardia puede vigilar a muchos prisioneros mientras el guardia no puede ser visto. El oscuro calabozo de la pre-modernidad ha sido reemplazado por la moderna prisión brillante, pero Foucault advierte que "la visibilidad es una trampa". A través de esta óptica de vigilancia, dice, la sociedad moderna ejercita sus sistemas de control de poder y conocimiento (términos que considera tan íntimamente ligados que con frecuencia habla del concepto "poder-conocimiento"). Foucault sugiere que en todos los planos de la sociedad moderna existe un tipo de 'prisión continua', desde las cárceles de máxima seguridad, trabajadores sociales, la policía, los maestros, hasta nuestro trabajo diario y vida cotidiana. Todo está conectado mediante la vigilancia (deliberada o no) de unos seres humanos por otros, en busca de una 'normalización' generalizada.
  8. Aristóteles (Estagira, 384 a. C.-Calcis, 322 a. C.) fue un polímata: filósofo, lógico y científico de la Antigua Grecia cuyas ideas han ejercido una enorme influencia sobre la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios. Aristóteles escribió cerca de 200 tratados (de los cuales solo nos han llegado 31) sobre una enorme variedad de temas, entre ellos: lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, filosofía política, estética, retórica, física, astronomía y biología.1​ Aristóteles transformó muchas, si no todas, las áreas del conocimiento que abordó. Es reconocido como el padre fundador de la lógica y de la biología, pues si bien existen reflexiones y escritos previos sobre ambas materias, es en el trabajo de Aristóteles, donde se encuentran las primeras investigaciones sistemáticas al respecto. Entre muchas otras contribuciones, Aristóteles formuló la teoría de la generación espontánea, el principio de no contradicción, las nociones de categoría, sustancia, acto, potencia y primer motor inmóvil. Algunas de sus ideas, que fueron novedosas para la filosofía de su tiempo, hoy forman parte del sentido común de muchas personas. Aristóteles fue discípulo de Platón y de otros pensadores (como Eudoxo) durante los veinte años que estuvo en la Academia de Atenas. Fue maestro de Alejandro Magno en el Reino de Macedonia. En la última etapa de su vida fundó el Liceo en Atenas, donde enseñó hasta un año antes de su muerte.
  9. Dan Sperber (Cagnes-sur-Mer, Francia; 20 de junio de 1942) es un antropólogo, lingüista e investigador en ciencias cognitivas francés. Actualmente es director de investigaciones en el Instituto Jean-Nicod del CNRS. A comienzos de la década de los 70, Sperber fue uno de los críticos del estructuralismo francés en antropología. Con su trabajo sobre el simbolismo, Sperber imprimió un giro cognitivista al poner en evidencia el papel de la cognición en los fenómenos culturales, particularmente sobre las constricciones cognitivas que hacen posible la distribución de las representaciones culturales en el seno de una población, teniendo una importante influencia en la antropología cognitiva, la crítica literaria y la historia del arte. Es conocido especialmente por su trabajo sobre la pragmática y, en particular, sobre la "teoría de la relevancia" y la "epidemiología de las representaciones". Su obra más influyente, escrita con la británica Deirdre Wilson, es La Relevancia, que ha pasado a convertirse en el mainstream en pragmática, lingüística, inteligencia artificial y psicología cognitiva. Los procesos cognitivos estarían dirigidos hacia la consecución de una máxima pertinencia, es decir, la búsqueda de una relación óptima entre los esfuerzos cognitivos y sus efectos. En el 2009, Dan Sperber recibió el primer premio Lévy-Strauss, que busca reconocer cada año al mejor investigador de ciencias sociales en Francia.
  10. La dinastía Han siguió a la dinastía Qin y precedió al periodo de los Tres Reinos en China desde el 206 a. C. hasta el 220 d. C.. Durante la dinastía Han, sus reyes adoptaron las enseñanzas de los grandes filósofos de la antigüedad, Lao-Tse y Confucio. El gobierno se desarrolló bien logrando expansión territorial. Se fomentó la educación y la escritura en el recién inventado papel de arroz. Se propició gran intercambio de mercancías por la Ruta de la Seda, que va del Océano Pacífico hasta Persia e India. China se convirtió oficialmente en un Estado confuciano y prosperó en el ámbito interno: la agricultura, los productos hechos a mano y el comercio florecieron, y la población llegó a los 50 millones. Mientras tanto, el imperio extendió su influencia cultural y política sobre los actuales Vietnam, Asia central, Mongolia y Corea antes de derrumbarse bajo una combinación de presiones internas y externas
  11. Jean le Rond D'Alembert​​ (París, 16 de noviembre de 1717 - ibídem, 29 de octubre de 1783) fue un matemático, filósofo y enciclopedista francés, uno de los máximos exponentes del movimiento ilustrado. Fue célebre por crear —con Diderot— L'Encyclopédie y por su labor en el campo de las matemáticas, relativo a las ecuaciones diferenciales y a las derivadas parciales.
  12. Isaac Newton (Woolsthorpe, Lincolnshire; 25 de diciembre de 1642 jul./ 4 de enero de 1643 greg.-Kensington, Londres; 20 de marzo jul./ 31 de marzo de 1727 greg.) fue un físico, filósofo, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés. Es autor de los Philosophiæ naturalis principia mathematica, más conocidos como los Principia, donde describe la ley de la gravitación universal y estableció las bases de la mecánica clásica mediante las leyes que llevan su nombre. Entre sus otros descubrimientos científicos destacan los trabajos sobre la naturaleza de la luz y la óptica (que se presentan principalmente en su obra Opticks) y el desarrollo del cálculo matemático.
  13. La Universidad Politécnica de Madrid (UPM), es una universidad pública con sede en la Ciudad Universitaria de Madrid (España) y con instalaciones en varias ubicaciones de Madrid (Ciudad Universitaria, Campus Sur en Vallecas, entre otras) y Boadilla del Monte. Fue fundada en 1971 al agrupar diversos centros ya centenarios que estaban adscritos a distintos organismos. Sus facultades o escuelas imparten mayoritariamente enseñanzas técnicas, ya que en su creación agrupó estas enseñanzas mientras que las ciencias experimentales y humanidades fueron agrupadas en la Universidad Complutense de Madrid.
  14. El Círculo de Viena (Wiener Kreis en alemán) fue un organismo científico y filosófico formado por Moritz Schlick (Alemania) en Viena, Austria, en el año 1921 y disuelto definitivamente en 1936. Este movimiento, con el nombre original de Círculo de Viena para la concepción científica del mundo, se ocupa principalmente de la lógica de la ciencia, considerando la filosofía como una disciplina encargada de distinguir entre lo que es ciencia y lo que no, y de la elaboración de un lenguaje común a todas las ciencias. Se destaca su postura radicalmente antimetafísica y su concepción lógica de las matemáticas. Organizó el primer congreso internacional de epistemología en Praga en 1929 y fundó la revista Erkenntnis.  En la actualidad el círculo de Viena ya no representa un activo programa de investigación, pero influyó fuertemente en el desarrollo de la filosofía analítica y en la historia reciente de la filosofía de la ciencia.

Bibliografía:

Star Trek, La Nueva Generación
Guía de Episodios
Carlos L. García-Aranda y otros
Alberto Santos Editor
Madrid 2001, 1ª edición

La Metáfora como Analizador Social
Emmánuel Lizcano
Revista Empiria
Núm 2
Madrid 2009

Sobre verdad y mentira en sentido extramoral
Fiedrich Nietzsche
Tecnos
Madrid 1990

Lo que las metáforas obran furtivamente: discurso y sujeto
José Antonio Román Brugnoli
Forum Qualitative Sozialforschung/Forum Qualitative Social Research
Volumen 8. No 2, Art 12
Mayo 2007

Las Metáforas y los modelos
en la Enseñanza de la Química
José Antonio Chamizo Guerrero
Mariana Muñoz Galván
Comunicación
IX Congreso Internacional sobre Investigación en Didáctica de las Ciencias
Girona 2013

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